☆•°Mamá...°•☆

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-¡MUICHIRO, DETENDE IMBECIL!, ¡Harás lo que yo te diga quieras o no!-
Gritó desde la planta baja mientras perseguía a su hijo.

-¡Déjame en paz!-
Contesto en medio de la desesperación.

La dama de negro subió la escaleras, cada pisada se escuchaba con facilidad ya que esta misma siempre usaba tacón alto incomodo pero siempre a la moda.

Muichiro intento correr lo más rápido posible hacia su cuarto pero su madre lo alcanzó y lo tomó por el pelo.

-Escúchame pequeño pedazo de mierda, tu vas a hacerlo por que yo lo digo-
Arrastro a su propio hijo del pelo por las escaleras.

-¿Que es lo que te pasa?-
Forcejeo para intentar escapar.
-¿¡Que te hace creer que puedes hacer esto conmigo!?-
Miro a su madre, sus ojos rogaban que lo suelte.

-Por que soy tu madre, tu naciste de mi y puedo hacer lo que yo quiera contigo-
Levantó su puño.
-Recuerda que yo te di la vida y te la puedo quitar cuando me plasca-
El menor cerró los ojos esperando recibir un golpe, pero eso no pasó.
-Te salvas por hoy, mañana necesito tu rostro limpio de cualquier mancha o moretón-
Bajo su puño y se dio la vuelta.

Antes de irse de la casa miro con desprecio a su hijo menor.
-No me falles Muichiro-

El oji-menta se quedó en el suelo sin poder levantarse, su respiración se agitó y con su mano apretaba su pecho como si le faltara aire, en cuanto intento pararse su visión se torno a negro, ahora también estaba mareado, este pronto comenzó a llorar mientras temblaba como un gato asustado.

Este llevo sus manos a su cara, aunque no hubiera nadie en la habitación podía sentir miradas, nisiquiera el sabía por qué estaba tan alterado, se sentía horrible aunque ya la había experimentado antes seguía pegando incluso más duro, la última vez que tubo uno de estos ataques fue en sexto año de primaria, en ese entonces era más sociable y tenía más amigos, no recuerda la razón pero ese día fue un infierno.
A la última hora de clase comenzó a llorar, algunos de sus amigos se reunieron con el y le ofrecieron ayuda, sin embargo uno de ellos solo lo amenazaba.

-"Si sigues así te llevare al psicólogo"-

Eso fue lo único que dijo en lugar de preocuparse por el bien estar de su amigo.

Desde ese entonces Muichiro no volvió a llorar en público.

-Muichiro, ¿si vas a venir verdad?-Hablo al buzón de voz una chica de piel pálida

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-Muichiro, ¿si vas a venir verdad?-
Hablo al buzón de voz una chica de piel pálida.
-Por favor no tardes mucho-
Terminó de gravar su mensaje.

Suspiro y tomo un sorbo de té.

Su teléfono empezó a bibrar.

-¿Hola?-

-¡Makomo! Hola hermanita ¿como te va? Papá dijo que estrías con ese niño Cuchuro-
Respondió con evidente alegría.

°○ Vida Ingrata ○° [GenMui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora