Todoroki en apuros; DabiTodo

7

Sale del baño directamente al pasillo. Es tarde, tiene sueño y quiere irse a dormir, pero no parece ser pronto cuando mira a su yo adulto caminar hacia la habitación de Shouto.

Parpadea con rareza, pero no lo piensa cuando se acerca y se interpone en el camino del más alto, dejándolo a solo un metro de llegar a la puerta del heterocromático. ¿Y si pensaba atacar? No podía fingir que no lo vio y simplemente irse, por eso ahora está delante del mayor, con los pies clavados firmemente en el suelo.

Su yo adulto no parece sorprendido, sino que lo mira con sencillez e irrelevancia.

—¿Qué crees que haces? —pregunta en un tono serio y amenazante, apretando sus puños.

—Lo mismo te pregunto yo, ¿Qué mierda haces?

Parpadea unas cuantas veces confundido, ladeando un poco el rostro ante la pregunta del adulto. Es estúpido que responda a su pregunta con otra pregunta, y sobre todo cuando es muy obvia la respuesta.

—Aunque actúes como su perro guardián, no te dejará meterle el pene —da un paso adelante sin titubear. Sonríe anchamente cuando mira su rostro sorprendido y petrificado por la declaración—. ¿Realmente creías que nadie se daría cuenta? Por Dios, ¡Soy tú, literalmente! Sé lo que pasa por tu cabeza, y sé lo que estás tratando de hacer —ahora está más cerca, a solo centímetros de su rostro. Es intimidante, pero no lo hace retroceder—. No seas estúpido. Él ni siquiera puede pensar en ponerte una mano encima y ya piensas que te dejará follar con él —la sonrisa del mayor crece, burlón.

Frunce el ceño y aprieta más los puños. Se siente furioso por las palabras de su propio yo, pero sabe que es verdad; sabe que Shouto jamás le pondría una mano encima. Todo lo que hace es para quedar bien con el heterocromático, y muy en el fondo, conseguir que ese sentimiento sea mutuo.

Pero es estúpido. Dabi tiene razón. Shouto jamás lo verá más que como un hermano.

Eso no significa que dejará que su yo adulto intente herir a Shouto. Seguirá cuidando de su persona en sus momentos más vulnerables. Ahora que está dormido, Dabi seguramente planeaba ir y atacar por la espalda sin que nadie se diera cuenta. No lo dejará pasar, así tenga que pelear.

Dabi silba, suena divertido. Se cruza de brazos y se apoya en la pared, con la clara decisión de no moverse de ahí tampoco.

—Shouto sabe lo que sientes por él, pero, aun así, lo ignora; finge que no sabe cómo te sientes y actúa indiferente a ti. ¿Por qué sigues reacio a creer que no es así? —niega con la cabeza, dejando que una vaga exhalación abandone su boca—. Él no siente lo mismo que tú, entiende. Aún eres demasiado joven.

—Cállate. Sólo quieres que dejé de cuidar de él para tener el camino libre. Piensas que con tu palabrería lograrás convencerme de dejarlo en tus manos para que puedas asesinarlo, pero no, no lo permitiré —gruñe, mirándolo fijamente.

El mayor lo observa silencioso, antes de soltar una risa nasal y cerrar los ojos, apoyando su cabeza en la pared.

—No quiero matarlo.

—¿No? Intentaste romperle el brazo —le recuerda, sintiéndose más enfadado—. Si no hubiera llegado a tiempo tú–

—Si quisiera matarlo, ya lo habría hecho —musita el adulto, observándolo directamente con un rostro sereno—. En serio crees que tú, un mocoso estúpido que apenas puede controlar su quirk, ¿Lograría detenerme?

No, seguramente no lo haría. Pero al menos intentaría hacer algo y no quedarse de brazos cruzados mirando como asesina a su propio hermano. No confía en Dabi ni en sus palabras, después de todo es un villano, y ellos mienten.