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Touya suspira exhausto, discutir con su versión de 13 años no lo llevaba a nada, así que finalmente se levanta de la silla, toma su cuenco y va a lavarlo al fregadero. No quiere hablar más de Shouto ni de su pasado, eso ya es... demasiado problemático para querer charlar de ello.

Sale de la cocina antes que todos, no esperaba encontrarse con Shouto apoyado en la pared junto al umbral de la puerta; mira el suelo fijamente y él no debe adivinar porque está quieto ahí.

—¿Escuchaste...? —inquiere, aún cuando es obvio. Realmente no quiere hacer sentir mal a Shouto, cree que es suficiente que sus otras versiones se encarguen de eso.

—Un poco —miente. Lo sabe por su tono bajito, un susurro mientras mira el suelo.

Touya se muerde un labio, cree que todos ellos son demasiado crueles con Shouto. Él no tiene la culpa de nada, sino Enji. Shouto no es más que alguien que fue traído al mundo para cumplir el egoísta sueño de su padre, ahora lo entiende que es un poco más maduro, no sabe porque su versión más adulta no lo ve así.

—Shouto yo... se que mi yo de trece años es muy estresante, pero no te sientas afectado por sus palabras ¿Está bien? —trata de suavizar su tono y se centra en el adulto, quien solo asiente ligeramente antes de separarse de la pared para mirarlo.

—Yo no quiero molestarlos, Touya-nii —confiesa Shouto, mirando al adolescente de diecisiete años directamente—. Pero yo... creí que intentando pasar tiempo de calidad contigo las cosas mejorarían —se rasca la nuca y sonríe con ironía. Touya puede ver el dolor en sus ojos que trata de fingir—, pero será bastante difícil, creo —exhala antes de recomponerse por un segundo—. Daré lo mejor de mí para cuidar de ustedes —finaliza.

Él quiere decirle algo que lo haga sentirse un poco mejor, bueno, que olvide el mal rato que todas sus versiones le han hecho pasar. Aunque es interrumpido por los pasos a sus espaldas, obligándolo a girarse ligeramente para observar a su versión adulta pasar cerca de ellos, para luego ir a tirarse sobre el sofá descaradamente.

—Descansa, si necesitas algo solo dímelo ¿está bien? —la mano de Shouto se coloca cálidamente sobre su hombro, y lo hace tensarse un poco, antes de que Shouto pase a su lado y entre a la cocina. Él no duda en darse la vuelta para volver a su habitación, con una rara incomodidad.

Jamás tuvo algún contacto físico con Shouto, ni siquiera muy pequeño. Sentir ese corto toque lo hizo sentirse raro, quizá demasiado incómodo, pero pedirle a Shouto que no vuelva a hacerlo sería cruel para el otro, puede herir sus sentimientos y es lo último que quiere. Tal vez después de todo no sea tan malo como siempre pensó, Shouto es demasiado amable para que ellos lo traten así.

Exhala perezoso, y va a recostarse en su cama mirando el techo. No tiene nada más que hacer, en realidad todo es bastante aburrido, y no puede salir de la casa sin compañía de Shouto. ¿Qué puede hacer entonces? ¿Sentarse y mirar la pared por horas? Eso no suena muy divertido realmente, la idea es poco atractiva si es sincero.

Coloca sus manos tras su cabeza y mira el techo fijamente. No puede creer en lo bonito que se a vuelto Shouto ahora que es un adulto, con un rostro sereno, casi frío, pero que tenía facciones suaves que daban calidez y seguridad. Su cuerpo sin duda es increíblemente sexy, con muslos gordos y un trasero bien redondo; bíceps grandes y espalda ligeramente ancha, y con esa cintura que lo hacia querer rodear con sus manos.

—«¿Qué carajos me pasa?» —piensa. El sonrojo cubre su rostro, pero esos pensamientos le causan mucho disgusto— «Él es mi hermano, no debo pensar así de él sin importar si es mayor ahora» —exhala perezoso, y coloca sus manos sobre su rostro, sin poder evitar que su imaginación haga de las suyas— ¡Maldición...!

Todoroki en apuros;  DabiTodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora