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Volver a tener contacto con jaemin había alegrado totalmente sus días, y si bien esas dos semanas y medias que pasaron trataron de no ser notorios frente a los demás para no generar problemas con renjun y su hermano, aprovechaban cualquier momento que tuvieran libre para estar juntos.

Las mariposas que últimamente le generaba su amigo ya no eran fáciles de esconder, antes pensaba que se trataba de una especie de nostalgia por volver a ser amigo de él. Pero el tiempo que pasaron distanciados, si bien no fue mucho, le sirvió bastante para darse cuenta de que quizás si le gustaba un poco,  y que no podía mirar a los demás de la misma forma en que lo hacía con jaemin.
Pero había un problema gigante que le impedía dar el segundo paso, y ese era renjun.

Sabía que él aún le guardaba mucho cariño, y no podía lastimar a ninguno de los dos por su felicidad. Por eso se conformaba con ser solo su amigo y verse a escondidas, así como ese día en el que estuvieron planeando para verse en la casa de jaemin.

Intentó verse lo más decente posible cuando salió de su casa, y apenas estuvo en frente de la de jaemin arregló rápidamente las arrugas de su ropa para mejorar su apariencia. De la nada se sentía como un pequeño niño nervioso parado frente a la puerta, pensando en si debería tocar o si debería continuar arreglando esos pequeños detalles para verse mucho mejor.

"Deja de exagerar" se dijo a sí mismo antes de tocar timbre.

Y así como si el universo quisiera que confirmara totalmente todos esos bonitos sentimientos que tenía por jaemin, se lo puso frente a él con un nuevo color de pelo

- ¿viniste en cohete? Pensé que ibas a tardar más y no me diste tiempo de cambiarme.

Ni siquiera había notado que el otro estaba en pijama, porque sus ojos se fueron automáticamente hacia su cabello color rosa clarito y su bonito rostro iluminado por la luz del sol que le daba de frente.

- mamá me trajo - habló rápidamente,  intentando que no se note lo hipnotizado que estaba por su belleza.

- ¿ya se fue? Yo quería saludarla - se entristeció un poco al tener una respuesta negativa pero hizo que el otro entrara, hacia mucho frío afuera.

- tenía cosas que hacer y me dijo que a la vuelta me pasa a buscar.

- mejor entonces, así me aseguro de que no te pase nada en la vuelta. Ahora podemos aprovechar para hacer cookies con chips de chocolate - dijo con una gran sonrisa muy emocionado.

- pongámonos a cocinar entonces - se contagió de su sonrisa.

Los dos fueron hacia la cocina y prepararon los ingredientes y utensilios que se necesitaban para poder hacerlas.

- me sorprende la cantidad de galletitas que podes llegar a comer - habló el mayor pasandole un recipiente al otro para que vaya vertiendo los ingredientes - tu estómago te debe odiar.

- estoy acostumbrado a comer cualquier cosa - río un poco - y aunque no lo parezca, mis favoritas son las de limón.

- pensé que eran las que tenían chips, como siempre las haces.

- las de chips me gustan porque siento que puedo comer mucha cantidad sin cansarme, en cambio las de limón solo las hago para ocasiones especiales, si las hiciera todo el tiempo perderían la mística de ser exclusivas y no serían especiales.

- tenes un buen punto.

- ya lo sé - respondió arrogante en forma de broma y empezó a integrar los ingredientes según la cantidad que había pesado.

Hornear galletas era un hábito para jaemin, y sentía que podía estar todo lo que le quedaba de vida haciéndolas mientras estuviera jeno a su lado, porque hacerlas con él era mucho más divertido.

Malas Decisiones » 𝙣𝙤𝙢𝙞𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora