Unos minutos con alguien equivocado te rompen la vida, los sueños, eso fue lo que me paso cuando era niña, me rompieron hasta la raíz, a mí, y a muchos otros niños. Y esos minutos se me volvieron años, ahí perdí todo lo que tenía, hasta la fe. Cuando nos sacaron estaba muerta, respiraba, pero ya no existía, no era más que un cascaron vacío, me vaciaron tanto emocionalmente, como físicamente, de forma literal saben, me sacaron órganos, los comieron frente a mi mientras me desvanecía en el asqueroso colchón testigo de los abusos, hicieron cosas que ni siquiera quiero recordar y aun así se me eriza la piel. No entendía, en ese entonces como es que moría y volvía a vivir como si nunca me hubiesen hecho nada, ahora lo sé, usaban a esos demonios, si los puedo llamar así.
Con los años de terapia y apoyo de la familia que me adopto, volví a creer que podía tener una vida normal, volví a tener fe. Pero ahora, no solo termine en las manos de uno de esos demonios, sino que me convirtió en uno, algo que jamás pensé podría volver a ver fueron esos ojos malditos, y ahora están aquí, en mi reflejo en el espejo.
El que me sintiera atraída sexualmente a él, en algún momento me dio confianza, para mí era una prueba de que estaba sanando la herida. Me costaba mucho aguantar el rechazo instantáneo que me causaba el tacto de los hombres en especial, pero su tacto, aunque me altero la primera vez que me toco en el hotel, no me causo repulsión. Antes de él, tenía que emborracharme para darme confianza y acostarme con alguien, no fueron muchos claramente, pero lo intente probándome a mí misma, quería creer que podía llegar a tener una familia en algún momento de mi vida, un esposo amoroso, adoptar de ser posible, puesto que no puedo tener hijos, me vaciaron por dentro consecuencia del infierno quitándome esa posibilidad.
Esa fe, nuevamente se está desvaneciendo, lo odio, por ponerme en esta situación, por no dejarme opciones, por hacer y pensar por mí. Gracias a él, reviví recuerdos que había enterrado y me obligo a vivir como uno de esos demonios que ayudaron a destrozar mi vida.
No sé cuánto tiempo ha pasado exactamente desde que me desperté siendo cualquier otra cosa que no es humana, no creo ser como él idiota, puedo sentir como fluye la sangre en su cuerpo y no se escucha como en mí. Me ha hecho comer mucha carne y ha querido que beba de su sangre, algo que de alguna forma me hace salivar, cosa que creo es asquerosa, no he hecho. Se me revuelve el estómago de imaginar ese cuadro en mi cabeza, pero no deja de hacérseme agua la boca.
—Llevas mucho tiempo en el baño pequeño infierno, es hora de comer —su voz suena tras de la puerta, estamos en uno de sus hoteles, en el más grande, donde están las oficinas, el idiota tiene muchos hoteles, pero parece ser que el principal es este, el Tsar Imperial más grande.
Como en estos días, no respondo, no quiero gritar, es algo que sé que haría si abro mi boca, simplemente he estado dejando que crea que hare lo que él diga, mientras busco una manera de salir de esto.
Me miro una vez más al espejo, parpadeo tratando de que vuelvan a mi color normal, como el idiota me enseño.
Salgo de la habitación de baño y está en la puerta de su oficina.
—Almorzaremos en el restaurante del hotel —me dice abriendo la puerta, lo sigo, últimamente siento mucha hambre, y sed.
Sin responder camino y sin mirarlo, salgo con él tras de mí, la idiota de la cual ya no recuerdo el nombre se une a nosotros en el ascensor poniéndose muy cerca del idiota. La maldita secretaria que me hablo y miro mal cuando vine por primera vez.
—Señor, le he pedido al chef del hotel que prepare personalmente su almuerzo con sus alimentos de mayor gusto ¿desea algo en especial?—le habla con voz suave tratando de llamar su atención, irritante.
—¿Gustas algo en especial pequeño? —me pregunta, como si le fuera a responder, me mira fijamente, sabe que no le voy a responder, no debería molestarse.
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El Dulce Sabor de la Perversión (En edición)
FantasyYazlyn ha sobrevivido a las sombras de su pasado, sin saber que el mayor peligro está en los brazos de quien dice amarla; de la oscuridad que lleva dentro y que arde por ella. "Un deseo ardiente se apoderó de mí, inundando cada fibra de mi ser con...