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25 de Junio, 1848

De un salto, el cuerpo de Jungkook salió del carruaje y sus zapatos bien lustrados tocaron el pavimento.

Una sonrisa se dibujó en sus labios al instante en que sus ojos enfocaron la rústica taberna frente a él. Las farolas al costado de cada esquina alumbraban la entrada de aquel sitio, y gracias a sus ventanales podía verse a través de ellos personas de todo tipo de edades, desde un hombre de cabello nieve vistiendo un sombrero chato y descolorido mientras un cigarro colgaba de sus labios, hasta un grupo de mujeres sentadas alrededor de una mesa de madera, sosteniendo sus copas con gin.

Por supuesto que no se trataba de un lugar ostentoso, no, Jungkook estaba harto de ese tipo de lugares llenos de aristócratas hipócritas y gente que solo valía su apariencia por la cantidad de joyas alrededor de sus cuellos y dedos.

Con las manos en las caderas, el príncipe se dio media vuelta. Su atención quedando sobre su guardia real.

—¿Cómo luzco? Sea sincero.

El cuerpo de Jungkook era adornado con una camisa blanca simple y un chaleco color índigo, junto con unos pantalones negros rectos del mismo color de sus zapatos de cuero.

El de mirada aburrida y traje gris, emitió en voz átona:

—Como una persona normal.

—¡Excelente! Eso es lo que buscaba —confesó con orgullo y señaló con su dedo índice al mayor—. Muy bien, Sr. Min, esta noche usted es libre. Vaya y diviértase.

Los ojos del mencionado se abrieron de par en par a la vez que Jungkook encaminaba sus pies en dirección a la taberna.

—¡Espere! —exclamó—. ¿A qué se refiere?

Los pasos del azabache se detuvieron y volvió a girarse una vez más.

—Le estoy diciendo que disfrute de un sábado en la noche —arqueó la ceja como si dudara de no haber sido lo bastante claro.

—Debo vigilarle —su entrecejo se frunció. Min a veces creía que de la boca del príncipe solo salían disparates.

—Y yo le estoy dando permiso para que no lo haga —declaró firme—. ¿Hace cuánto no tiene vacaciones? Ya vives en el palacio. ¿No está aburrido de la rutina?

Agitó su cabeza en negación, siendo reticente hacia el pedido del príncipe.

—Ese no es el punto, joven Jeon. Mi trabajo es velar por su seguridad. Si le pasa algo...

—No me pasará nada —sacudió su mano con desdén—. Usted mismo dijo que me veo como una persona normal. No llamaré la atención. Aquí nunca pasa nada fuera de lo ordinario, no es la primera vez que vengo a este lugar.

—Aún así...

Jungkook detuvo el parloteo de Min, levantando la palma de su mano frente al rostro del contrario.

—Tómelo como una orden —elevó la barbilla, sin querer dar su brazo a torcer—. Váyase, relájese y diviértase por una noche. No quiero escuchar una negativa como respuesta.

Al darle la espalda, escuchó otra vez su nombre ser llamado; sin embargo, esta vez solo miró por encima de su hombro.

—Gracias, su alteza —dijo con total honestidad, en medio de una corta reverencia.

—No debe agradecerme. Sé que tiene muchos amigos cerca de esta zona, visítelos un rato, seguro le echan de menos —su tono fue despreocupado—. Nos vemos en la salida de siempre, a media noche. ¿De acuerdo?

ᴀʀᴛᴇ ʏ ᴅᴇʙᴇʀ  ༄ᴋᴏᴏᴋᴛᴀᴇ࿐ྃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora