Capítulo 6

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La noche había caído sobre la ciudad, y el sofisticado bar de cócteles al que Jungkook Rutherford había elegido invitar a Seokjin Montclair estaba elegantemente iluminado, con luces suaves que bañaban el espacio en un resplandor dorado. El bar, ubicado en un exclusivo rascacielos, ofrecía una vista panorámica de la ciudad que se extendía hasta el horizonte. Jungkook había reservado un rincón privado, asegurándose de que su invitado tuviera la máxima privacidad.

Seokjin llegó puntualmente, su elegancia natural resaltando aún más en un traje de noche azul oscuro que acentuaba su atractivo. Aunque la invitación había sido presentada como una oportunidad para relajarse y disfrutar de una conversación sin presiones, Seokjin no podía evitar sentir una mezcla de curiosidad e inquietud. La última vez que había visto a Jungkook, la tensión entre ellos era palpable, y ahora, enfrentarse a la propuesta en un entorno más íntimo parecía un desafío en sí mismo.

Jungkook se levantó de su asiento cuando Seokjin se acercó, saludándolo con una sonrisa encantadora y una expresión que parecía ser un cóctel de respeto e intriga.

—Seokjin, qué bueno verte —dijo Jungkook, extendiendo su mano para estrechar la de Seokjin con una firmeza que transmitía confianza—. Me alegra que hayas aceptado mi invitación.

—Gracias por invitarme, Jungkook —respondió Seokjin, tratando de mantener su voz firme a pesar de la inquietud que sentía—. Este lugar es impresionante.

—Sí, es uno de mis favoritos —dijo Jungkook, guiándolo hacia la mesa privada en el rincón del bar—. Aquí podemos hablar sin distracciones. ¿Te gustaría algo de beber?

Seokjin asintió, tomando asiento mientras un camarero se acercaba con un menú de cócteles. Jungkook, con un gesto elegante, ordenó una selección de bebidas finas para ambos, asegurándose de que la noche transcurriera con un ambiente de sofisticación.

A medida que el tiempo avanzaba y las copas de cócteles se vaciaban, la conversación entre Jungkook y Seokjin se volvía más fluida y relajada. Jungkook, con su habilidad innata para la persuasión, lograba mantener el tono ligero y encantador, mientras compartía historias y anécdotas que parecían desarmar la distancia que había entre ellos.

—¿Sabías que el primer cóctel que probé fue en un lugar como este? —dijo Jungkook, tomando un sorbo de su bebida con una sonrisa nostálgica—. Fue una experiencia que cambió mi perspectiva sobre muchas cosas.

Seokjin rió suavemente, su risa clara y melodiosa. La bebida estaba comenzando a hacer efecto, relajando sus inhibiciones y permitiéndole disfrutar del momento de una manera más despreocupada.

—No puedo decir que tenga tantas historias interesantes —admitió Seokjin, mirando su copa con una sonrisa—. Pero supongo que todos tenemos nuestras pequeñas aventuras.

Jungkook lo observó con una mirada que parecía apreciar cada pequeño detalle. La forma en que Seokjin se reía, la manera en que sus ojos brillaban cuando hablaba, todo esto añadía una capa de fascinación a su interés.

—Me alegra escuchar eso —dijo Jungkook, inclinándose ligeramente hacia adelante—. La vida está llena de sorpresas, y a veces las mejores historias surgen de los momentos más inesperados.

Seokjin, con el alcohol empezando a influir en su percepción, se relajó aún más. Su cuerpo estaba empezando a sentirse ligero y sus movimientos menos precisos, aunque intentaba mantener su compostura. Jungkook notó el cambio y aprovechó la oportunidad para acercarse más.

—¿Te gustaría tomar algo más fuerte? —preguntó Jungkook, sus ojos brillando con un deseo que era tanto sutil como evidente—. Podemos disfrutar de una bebida más especial en mi mansión, si te parece bien.

Seokjin dudó por un momento, pero la idea de seguir la noche en un entorno más privado parecía atractiva. La atmósfera cálida del bar y la agradable compañía habían adormecido su mente. Finalmente, asintió con una sonrisa ligeramente embriagada.

—Está bien, Jungkook. Acepto tu invitación.

Jungkook se levantó y, con una sonrisa triunfante, ayudó a Seokjin a levantarse. Con un brazo en su cintura para ofrecer apoyo, lo condujo hacia la salida del bar. La noche estaba fresca y despejada, y mientras caminaban hacia el elegante coche de Jungkook, la tensión que antes existía entre ellos parecía haber sido reemplazada por una mezcla de anticipación y emoción.

Una vez en la mansión de Jungkook, el ambiente se volvió aún más íntimo. El espacio estaba elegantemente decorado, con luces tenues y una música suave que contribuía al ambiente seductor. Jungkook guio a Seokjin hacia el salón, donde preparó una selección de bebidas finas.

Seokjin, ya visiblemente afectado por el alcohol, se sentó en un cómodo sofá, sus movimientos y palabras menos coordinados. Jungkook, con una habilidad calculadora, se acercó y se sentó a su lado, manteniendo un cercano contacto físico que parecía intensificar el momento.

—¿Te sientes bien, Seokjin? —preguntó Jungkook, su voz suave y reconfortante mientras acariciaba suavemente el brazo de Seokjin—. Si en algún momento quieres descansar o necesitas algo, solo dímelo.

Seokjin lo miró, sus ojos medio cerrados pero llenos de una mezcla de deseo y vulnerabilidad.

—No, estoy bien... solo... un poco cansado —murmuró Seokjin, su voz casi un susurro.

Jungkook sonrió con suavidad, sus dedos deslizándose hacia la mejilla de Seokjin en un gesto de ternura que rápidamente se tornó en algo más íntimo. Con cada toque, cada palabra, Jungkook acercaba a Seokjin hacia una línea cada vez más difusa entre la seducción y la intimidad.

La noche avanzaba, y Jungkook, con una maestría impecable, continuó llevando a Seokjin a un estado de euforia y deseo. Mientras el alcohol y el ambiente creaban una atmósfera propicia para la seducción, Jungkook sabía que estaba a punto de lograr su objetivo, hacer que Seokjin se sintiera lo suficientemente relajado y vulnerable para dar el siguiente paso en su compleja danza de poder y deseo.

El Vínculo de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora