Capítulo 23

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El bullicio de Bangkok era el mismo de siempre, pero para Aou, todo parecía distinto. Una semana había pasado desde su regreso de Rayong, y aunque la ciudad seguía moviéndose a su ritmo habitual, él ya no sentía que encajaba del todo. El departamento que compartía con Talay era un refugio familiar, pero ahora se le hacía pequeño. Las paredes, los muebles, hasta el aire que respiraba, le hacían sentir como una pieza de rompecabezas que no encaja.

Esa mañana, Talay había salido temprano, dejándole el apartamento en silencio. Aou, sentado frente a uno de sus caballetes, intentaba concentrarse en el retrato que había estado trabajando antes de ir a Rayong. Tenía que pulir los detalles del rostro, pero su mente vagaba, incapaz de enfocarse en las líneas y sombras. Cada pincelada se sentía pesada, como si la inspiración lo hubiera abandonado al volver a la ciudad.

Tomó aire, intentando calmar sus pensamientos. "Solo una semana", se dijo. "Solo ha pasado una semana desde....". Pero cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Boom volvía a su mente. Sus ojos, su risa, la sensación de estar entre sus brazos. No podía evitarlo.

Los proyectos apilados en su mesa lo llamaban, recordándole que debía cumplir con su trabajo. Pero el arte, que siempre había sido su refugio, ahora se sentía más como una obligación. Cada trazo que daba en sus bocetos le resultaba incompleto, como si lo que verdaderamente le daba vida estuviera lejos de su alcance.

Dejó el pincel y se levantó, caminando hacia la ventana en busca de algo de aire fresco. Justo en ese momento, el sonido del teléfono interrumpió sus pensamientos. Al mirar la pantalla, reconoció el nombre de Boom. Lo tomó con rapidez, sintiendo cómo su corazón se aceleraba.

—¿Aou? —la voz de Boom era inconfundible, y al escucharla, su corazón dio un vuelco.

—Boom... ¿cómo estás? —intentó sonar casual, aunque una sonrisa ya se dibujaba en su rostro.

—No podía dejar de pensar en ti —admitió Boom, con ese tono sincero que Aou tanto amaba—. Estaba por ir a una reunión, pero quería saber si estabas bien. No hemos hablado mucho desde que regresamos.

Aou sintió un calor reconfortante en el pecho. Habían pasado solo unos días, pero para ambos parecía una eternidad.

—Estoy bien... trabajando un poco —respondió, aunque no pudo evitar que su voz sonara más suave de lo habitual—. Te extraño.

Boom rió suavemente al otro lado de la línea.

—Yo también te extraño, Aou. ¿Podemos vernos esta noche?

Aou sintió una punzada de nervios. Sabía que sus amigos querían reunirse esa misma noche, y ya había aceptado. Talay incluso le había insistido para que se desconectara un rato del trabajo y saliera a divertirse.

—Es que... mis amigos querían verme esta noche —dijo, dubitativo. Pero en cuanto lo dijo, se dio cuenta de cuánto deseaba ver a Boom—. Pero... —Aou dudó por un momento—. No te he visto desde que regresamos de Rayong, y... —hizo una pausa, respirando hondo antes de decidirse—. Puedo cancelar con ellos. Yo también quiero verte.

Hubo un breve silencio en la línea, pero luego Boom habló, y Aou pudo sentir el alivio en su voz.

—¿Estás seguro? No quiero que cambies tus planes por mí.

Aou sonrió, relajándose un poco más.

—Estoy seguro. Además, podemos ver a mis amigos otro día. Esta noche quiero estar contigo.

—Entonces, ¿te veo más tarde? —dijo Boom, con un tono que transmitía tanto emoción como alivio.

—Sí, te veo esta noche —confirmó Aou, sintiendo cómo la inquietud que lo había acompañado todo el día finalmente empezaba a disiparse.

Retrato // AouBoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora