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Era una tarde cálida cuando Yoichi Isagi, cargando su mochila con los materiales del proyecto, llegó a la dirección que Barou le había enviado. No podía evitar sentir una mezcla de tensión y molestia. Ser emparejado con Shouei Barou para su proyecto final de la universidad no había sido precisamente una noticia agradable. Barou tenía una actitud dominante y siempre se consideraba superior a los demás, lo que hacía que trabajar con él fuera una tarea agotadora.
—No queda de otra —murmuró Isagi para sí mismo mientras se detenía frente a la imponente casa de Barou. Aunque no le entusiasmaba la idea, sabía que la calificación final dependía de este trabajo. Y si había algo que le importaba a Isagi, era su futuro.
Tocó el timbre y, para su sorpresa, la puerta no la abrió Barou. En su lugar, apareció una joven extraordinariamente hermosa. Tenía un porte elegante, con una figura estilizada y una sonrisa cálida que desarmaba cualquier tensión. El cabello bien arreglado y su rostro delicado lo dejaron sin palabras por un momento.
—¿Isagi-san? —preguntó ella suavemente, inclinándose ligeramente con respeto—. Un placer conocerte. Soy (N), la novia de Shouei.
El corazón de Isagi dio un vuelco. ¿Novia de Barou? No era algo que hubiera esperado oír jamás. ¿Cómo alguien tan amable y educada podía estar con alguien tan arrogante como Barou?
—Sí… Yoichi Isagi, encantado —respondió él, aún en estado de shock. Intentó recomponerse rápidamente, aunque la sorpresa no se le quitaba del rostro. Entró en la casa, todavía desconcertado.
—Por favor, pasa. Shouei está en su habitación, bajará en un momento. Te traigo algo de beber mientras tanto —ofreció (N) con una sonrisa educada. Su voz era suave, y aunque Barou solía ser rudo con todo el mundo, parecía haber encontrado a alguien que equilibrara su carácter. Una verdadera rareza, pensó Isagi.
Mientras esperaba en la sala, (N) fue a buscarle una bebida. La casa de Barou era grande y ordenada, lo cual no sorprendía viniendo de alguien tan perfeccionista. Isagi no podía evitar pensar en lo curioso que era que Barou estuviera con una chica tan... perfecta. Pero es Barou. Todo en él es una sorpresa desagradable, pensó con un suspiro.
Pocos minutos después, los pasos firmes de Barou resonaron en las escaleras. Cuando apareció en el salón, su semblante era el mismo de siempre: altivo y dominante.
—Tardaste demasiado, perdedor —soltó Barou con una sonrisa desdeñosa, cruzándose de brazos mientras se apoyaba en el marco de la puerta.
Isagi estaba acostumbrado a esa actitud, así que simplemente ignoró el comentario.
—Llegué a la hora que acordamos. Es mejor que empecemos —respondió calmadamente, mientras sacaba sus cosas de la mochila y las colocaba en la mesa.
Antes de que Barou pudiera contestar, (N) apareció de nuevo con un par de vasos de té frío. Colocó uno frente a Isagi con una sonrisa amable y otro frente a Barou.
