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Toqué tus pies debajo de la mesa,

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Toqué tus pies debajo de la mesa,

Quise que pareciera un accidente,

Pero tus ojos tienen la destreza de leer mi mente.

Morat, Sebastián Yatra  –Bajo la mesa


El terrible chillido de las bocinas, lograron tirar almuerzo. Y como me hubiera gustado que fueran a parar en el suelo y no sobre el chico que tengo frente a mí.

—Disculpa —dije observando la enorme mancha que se había formado en su abrigo. Se me hizo imposible no arrugar la nariz por lo horrendo que se veía.

—Está bien, no hay problema —menciona el chico.

Thomas limpia sutilmente su abrigo a la vez que lanza un suspiro.

Yo me siento avergonzada, pues he arruinado su almuerzo. Creo que se percata de mi incomodidad porque vuelve a repetir las mimas palabras.

—No hay problema, en serio.

—Yo no... no quería que mi comida saliera volando. —Digo rápidamente.

—Ya lo sé.

—Pero en serio...no suelo ser torpe pero las bocinas me han asustado.

—Si tú lo dices —inquiere desviando su mirada.

Quiero aclarar que realmente ha sido un error, pues no quiero que piense que lo hice a propósito o en el peor de los casos, para burlarme. Sin embargo, soy interrumpida por él.

—Creo que deberías ir a pedir otro almuerzo.

—No...digo sí. —Me veo realmente patética. Quiero cerrar mis ojos para poder procesar las palabras correctamente. Pero, no lo hago ya que mi vista se enfoca en la pequeña sonrisa del chico frente a mí.

Inconscientemente sonrío, confirmando una vez más lo inevitable.

Sin duda alguna es lindo.

Decido recorrer nuevamente el camino para pedir otro almuerzo, no tardo mucho ya que la mayoría de estudiantes están en el campus animando a los jugadores en su entrenamiento, pues el primer partido de la temporada se acerca.

Sebastián y Regina forman parte los aglomerados grupos, por eso me encuentro sola en la cafetería.

Doy un pequeño giro para encontrarme con Thomas, lo cual me desestabiliza y me sorprende a la vez.

—No hay muchos estudiantes —dice el castaño —si quieres puedes sentarte en mi mesa —dice llevando su mano izquierda hacia su cabello.

Qué alguien me pellizque. Pues hoy, es sin duda alguna, uno de los mejores días de mi vida.

Sigo el mismo camino que él y enfoco mi mirada en su rostro, observando el leve y pequeño moretón, producto de lo sucedido hace semanas atrás. Nuevamente y de forma inconsciente decido acercarme y llevar mi mano hacia su cara, Thomas se sobresalta y puedo sentir lo que creo que es incomodidad pues se aleja aplanando sus labios.

—Lo lamento...—susurro. 

FearlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora