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Me apunté a clases de yoga,

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Me apunté a clases de yoga,

Para actuar en tu presencia,

Respirar hondo y guardar la calma.

Susana Cala –Yoga


Mi mirada se dirige de arriba hacia abajo, sin duda, Regina va a enloquecer cuando me vea. Quizás me pregunte si estoy bien, o si quiero ir de comprar al centro comercial. Casi que puedo escuchar sus comentarios.

Paso a paso, decido maquillarme sutilmente como de costumbre. No hay problema mientras el maquillaje no sea muy cargado, pues sin duda alguna no iré a ninguna gala.

Papá deja de leer el periódico para observarme, pero no dice ninguna palabra más que el saludo habitual. Mi mamá, en cambio, me deja ver una amplia sonrisa en su cara, sé lo que dirá a continuación.

—Sin duda alguna, son buenos día —acota ella. Extendiendo sus brazos. —Durante un año completo. Te he escuchado maldecir porque tu calzado habitual te ocasionaba molestias al caminar —dice alzando las manos y haciendo leves comillas con sus dedos. Enfatizando las últimas palabras.

—Hoy opte por algo más cómodo —Digo sonriendo.

Me despido de ellos, para finalmente encontrarme con el carro de Sebastián.

Bien, mi primera prueba está frente a mí.

—Y bien —menciono cuando ingreso al auto.

Sebastián me escanea con la mirada, su rostro hace una mueca que me pone nerviosa.

—¿Tú estás bien? —pregunta.

Me muerdo levemente el interior de la mejilla para no decir una grosería.

—¿Por qué la pregunta?

—No lo sé... hoy te ves diferente —comenta levantando los hombros.

—Yo no estoy diferente, solo que con esto me siento un poco más cómoda.

Sebastián no dice nada más y conduce lentamente hasta llegar al estacionamiento del instituto. Un chico de suéter azul capta directamente mi atención, Thomas se dirige a paso apresurado hacia los salones y se pierde en la multitud.

—Regina sin duda va a enloquecer —dice cuando empezamos a caminar por los pasillos.

Bueno, también va a enloquecer cuando se entere de que me voy a unir al club de literatura y no al grupo de las porristas...

—¡¡Alguien por favor, dígame que estoy en una pesadilla!!—Exclama Regina. Su caminata es decidida y se acerca con pasos fuertes. —¡Dios mío! Eloise estás loca —dice tratando de cubrirme.

—Sí... Hola Regina —Digo.

La rubia ignora mi saludo y mira con horror a mi acompañante.

—Sebastián, como la dejaste venir vestida de esta manera. Parece que va a correr en un maratón... esos zapatos. Al menos te has arreglado el cabello.

—Sebastián nada...—menciono.

Tranquila Eloise, respira.

—¿Cómo que nada? Eloise —dice ubicando sus manos en la cintura. —Mírate, esto no es lo más top de la temporada...Las faldas son la moda.

—Así me gusta —digo, tratando de ponerle fin a los absurdos reclamos.

Mi mirada cae en Sebastián quien no dice nada, mientras Regina murmura cosas que no logro comprender.

Minutos después, ambos están conversando sobre el partido del sábado, pues competirán con el instituto del Sur y, no cabe duda que nuestro rival tiene jugadores muy buenos, al igual que nuestro equipo representante.

Sebastián se ríe de forma escandalosa por algo que ha dicho Regina acerca de los del club de arte. Yo niego varias veces con la cabeza, pues no me parece gracioso.

Inevitablemente, me es imposible no pensar que últimamente hablar con ellos me resulta irritante y fastidioso.

Nuevamente, el mismo chico de suéter azul, ingresa a mi campo de visión. Camina de forma apresurada con un libro entre sus manos. Su cabello se mueve con su andar y su mirada trata de no enfocarnos.

Sebastián se mueve ágilmente y ubica uno de sus pies cerca de las extremidades inferiores de Thomas, quien directamente cae al suelo. Algunos ríen y otros miran con pena.

—Nerd, te acabas de caer —dice Regina ubicándose a lado de Thomas.

Sin pensarlo mucho, me coloco frente a Sebastián, para enfrentarlo.

—¿Cuál es tu problema Sebastián? —Digo con voz firme.

Ambos, pelinegro y rubia me miran confundidos.

— ¿Qué es lo que te sucede hoy Eloise? —comenta Regina.

—Sebastián ¿no? —exclamo, ignorando a la rubia.

—Pues... es lo de siempre ¿no? —dice rascándose la nuca al ver que estamos siendo rodeados por los demás estudiantes.

—No creo que hacer este tipo de cosas, sea apropiado para seguir en sus tan preciados equipos —menciono tratando de que mi tono al hablar sea seguro.

A este punto, ya no puedo dar un paso atrás.

Regina, muestra una mueca al girar sobre su propio eje, indignada por lo que acaba de suceder. A diferencia de cómo hemos llegado, cada uno toma caminos diferentes y se dirige a sus clases.

Extiendo mi mano, para ayudar a Thomas a levantarse del frío suelo. Parece dudar, de si aceptar mi ayuda, lo cual hace que mi nerviosismo se haga presente.

Rápido Thomas.

¿Será que he quedado como una chiflada?

Se acomoda sus lentes y agarra el libro del suelo, posterior a ello sujeta mi mano. Aceptando finalmente mi ayuda.

—Gracias, Eloise —dice antes de marcharse. 

FearlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora