Capitulo 8

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Jungkook.

A juzgar por mi vida. Estaba siendo un maldito cabrón hormonal, con mentalidad de niño fuckboy de secundaria. Quería cogerme a mi propia alumna incluso en sus momentos más difíciles.

Jodido cabrón también quien vendió las fotos de Lisa, y también quién las compro. Aunque bueno, no lo culpo. Debe ser toda una beldad verla desnuda, imaginarlo es excitante.

Hablé con Lee sobre Lisa y su problema, sin especificar lo sucedido ella entendió solo porque acepte tomar un café con ella ahora en sala de profesores.

Lo hice un poco aburrido. Y caí en cuenta que prefiero bajar mil veces  por las escaleras de mi edificio, ya que el ascensor estaba malditamente dañado.

Lo importante fue que acabé mi rutina y fue directo a enfermería para buscar a Lisa. Ella estaba allí, a punto de irse para su casa.

— Hola.

Entre a la pieza, la enfermera se levantó de la silla mirándome mientras buscaba unos documentos en sus cajones. Y Lisa estaba caminando hacia mí.

— Hola, Jeon —Saludó la enfermera. Su pantalón blanco se ajustaba a su cuerpo, pero no me llamó la atención solo lo noté. De todas formas, la enfermera no es mi tipo. Tiene el pelo corto, arriba de los hombros y es castaña, con un flequillo de pocos mechones y de decoración unas gafas negras de círculos y con un lente muy enfocado. No era mi tipo simplemente.

— ¿Te sientes mejor, señorita Manobal? —Pregunté, ella asintió bajamente mientras tenía una sonrisa leve. Quise meterla en mi bolso y llevarla a mi casa.— Salga un momento, necesito conversar con usted.

Ella pareció asustarse un poco por mi tono de voz, y Giselle también me vió algo horrorizada por lo duro que era con mis alumnos.

Saque a Lisa de la enfermería y le comenté que necesitaba su número, ella tomo mi teléfono y apunto su número en mis contactos. Fue rápido.

— Pendiente, Manobal —Le dije— Necesito información del acosador que te amenazó y también de ese jodido ex-novio tuyo, para denunciar.

— Está bien, profe. Haré lo que esté a mi alcance, muchas gracias por su cortesía —Dijo. Sinceramente quiero que me dé un beso caliente como agradecimiento, pero me controlo.

— Sé que no va a pasar nada mala, Lisa —Le digo, intentando ser su apoyo. La pelinegra me mira a los ojos y pestañea, después hace una sonrisa leve.

— Si pasa algo malo... ¿Puedo acudir a usted? —Ella me pregunta, y veo el brillo en sus ojos. Si le digo que no quizá ese brillo se esfume, Pero si le digo que sí. Tal vez... Me sonría así como ella siempre lo hace.

— Claro, señorita Lisa —Contesté. Vaya, soy un adivinador de maravilla. Su sonrisa tiene algo que me está motivando a abrazarla.— Cuentas conmigo para lo que sea.

— Muchas gracias de verdad, estaré pendiente de todo y le reenviaré todo lo que pueda —Me dice, asiento y ella hace una reverencia mientras se va.

***

En mi casa recibo la información necesaria sobre los cabrones, son unos niños que necesitan atención familiar.

Ella me envía capturas de todo lo que le han dicho, y yo las recibo tomándole una copia. Esa serían las pruebas.

Señorita Lisa:

» Muchas gracias por todo, profe.
» No sé que hubiera hecho si usted no me hubiera ayudado.

No sé preocupe, solo estoy haciendo mi trabajo como docente. «

Your body and my bodyWhere stories live. Discover now