🔺Luces Rojas /Hwang HyunJin • Bang Chan 🔺

✧｡Capítulo 16｡✧

¿Alguna vez deseaste morir? La muerte puede interpretarse de muchas formas, pero en ese momento Elinna deseaba, con todas sus fuerzas, morir físicamente. Apenas y podía percibir lo que ocurría a su alrededor, era como estar ahogándose. Se sentía tan lejana, tan vacía, como si su cuerpo no le perteneciera, como anticipando que parte de su alma moriría esa noche y de la forma más brutal posible. Su respiración era muy pesada y los latidos de su corazón iban cada vez más deprisa, tenía la sensación de que su pecho se agrietaría en cualquier momento.

Uno de esos tipos le arrebató el abrigo, y con brusquedad la empujaron a uno de los contenedores de basura para que quedara semi acostada. Elinna trató de levantarse, pero alguien le dió una fuerte cachetada, luego sintió como rompían su camiseta dejando ver el brasier negro que llevaba puesto. El pecho de Elinna subía y bajaba por la impotencia que la recorría, pero también por el miedo al ser violentada de esa forma. El bastardo que la interceptó se situó frente a ella para sonreírle con burla, posó ambas manos sobre sus senos y no dudó en apretarlos sin ninguna consideración, no contento con eso se atrevió a inclinarse sobre su cuerpo para besarle el cuello.

Elinna se sentía tan denigrada como mujer, tenía mucho miedo, pero al mismo tiempo tenía unas enormes ganas de patear a esos imbéciles. No podía permitir que se salieran con la suya, por ello luchó con todas sus fuerzas para que le quitaran las manos de encima, pero sintió otra tremenda cachetada que la dejó casi inconsciente sobre aquel contenedor. Elinna pobremente podía oír las vulgaridades que decían esos malditos, enderezó su cabeza y las tres figuras a su alrededor se veían algo borrosas, pero a cada segundo las perversas risas se volvían más claras.

Cuando volvió a la realidad sus oídos y visión se aclararon de golpe. La sangre se le congeló cuando oyó el sonido de braguetas abriéndose. Una vez más ella trató de levantarse, pero él tipo, quien parecía el líder y estaba en frente, la tomó con fuerza de las piernas y se ubicó entre ellas. Elinna en ningún momento gritó, lloró o suplicó, no estaba en su sistema reaccionar de esa forma, ella fue criada para ser fuerte y lo estaba demostrando, aunque por dentro estaba desesperada.

—Vamos a divertirnos tanto contigo. Sé que te gustará y pedirás más, perra arrogante —ese desgraciado empezó a abrirle el pantalón, pese a que ella se esforzaba en alejar esas manos. Los otros dos intervinieron inmovilizando los brazos de Elinna, de esa forma el que estaba entre sus piernas podría bajarle el pantalón sin dificultad.

Elinna presionó con fuerza sus párpados, realmente odiaba su mala suerte para todo. Renovando fuerzas trató de luchar con la poca energía que le quedaba, buscaba patear a ese bastardo pero todo era inútil. Arrojando su orgullo muy lejos pretendió gritar, pero una gorda mano se posó sobre sus labios y el cretino ese le sonrió.

Todo había acabado para ella, ya no tenía salvación. Completamente resignada, esperaba que luego de aquella tortura esos malditos pudieran apiadarse y la mataran.

—Yo que ustedes soltaría a esa chica, ahora —interrumpió una ronca voz, el trio de delicuentes se giraron a ver al recién llegado—. Y procuren desaparecer de mi vista en cinco segundos.

Aquel tono de voz sonó gutural y salvaje, pincelado con la más pura arrogancia. La siniestra mirada que les estaba dedicando era el toque perfecto al aura oscura que proyectaba aquel pelirrojo. Absolutamente vestido de negro y con su prominente altura, cualquiera podría decir que el diablo había aparecido ante ellos y estaba muy enojado.

—¿Quién demonios eres tú? —preguntó quien tenía a Elinna sostenida de las piernas.

Hasta ese momento ella pensaba que todo se trataba de una absurda alucinación. ¿Por qué de todos los hombres en esta tierra precisamente Hyun Jin quisiera ayudarla? Que más daba no saber la respuesta, lo único que trataba de aceptar, en ese instante, era que nunca había estado tan feliz de escuchar su voz.