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« Amigos y confrontaciones »

Lilith y Bael regresaron a la manada, El rey lobo, junto a sus consejeros más cercanos, los esperaba en la sala del consejo.

— Majestad — comenzó Lilith, inclinando ligeramente la cabeza, a lo que Bael rio — como sabe
Algo una gran amenaza está cerca y necesitamos su ayuda para una misión de vital importancia.

El rey lobo la miró con desconfianza.

— Y ¿qué tan importante puede ser esta misión para que necesites mi ayuda y la de mis hombres.

— Es una cuestión de supervivencia, Majestad — intervino Bael. — Hemos descubierto el paradero de Belial, un antiguo amigo que puede ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos. Sin embargo, su cuerpo está oculto en un lugar peligroso y necesitamos un pequeño ejército poderoso para liberarlo.— dijo con sonrisa ladina

El rey lobo y sus consejeros intercambiaron miradas. Sabían que Lilith y Baal eran seres poderosos y peligrosos, pero no estaban dispuestos a arriesgar a su manada por ellos.

— Me temo que no puedo aceptar su propuesta — respondió el rey lobo. — La búsqueda de Belial es demasiado peligrosa y no quiero poner en riesgo a mis hombres.

— Solo es para estar más seguros, si no encontramos aliados la amenaza los destruirá mucho más rápido — dijo Bael

Lilith sonrió, revelando sus afilados dientes.

— Majestad, no le estoy pidiendo, le estoy ofreciendo. Si se une a nosotros, todo será más fácil Juntos, podremos contra la que viene.

— Ustedes siguen hablando de una amenaza y aún no se de cual amenaza hablan — dijo el rey molesto

Bael solo rodó los ojos

— Alguien muy poderoso como nosotros viene por las tierras sagradas de la diosa de ustedes y por la tierra — soltó Bael

El rey y sus acompañantes quedaron atónitos

— Quién es esa amenaza — preguntó uno del comité

Bael sonrió de manera siniestra

— Pues ni más ni menos que el rey Satanas en persona.

Todos en la sala quedaron sorprendidos y asustados. Menos Lilith y Bael

El rey lobo se mantuvo firme en su negativa. Lilith se impacientó. Con un movimiento rápido, desenvainó sus dagas y las lanzó hacia los consejeros del rey.

— Entonces será a las malas — musitó Lilith riendo

La sala del consejo se convirtió en un caos. Los lobos lucharon valientemente, pero estaban superados en poder. Lilith y Baal se unieron a la batalla, y sus poderes oscuros desatándose con una fuerza brutal atentaban con destruir el pobre palacio.

El rey lobo, viendo que su gente estaba siendo masacrada, se vio obligado a ceder.

— Bien, acepto — dijo con voz ronca. —Pero si alguno de mis guerreros muere, se los haré pagar.

Lilith y Baal se miraron y sonrieron. Habían logrado su objetivo. Con el rey lobo y su ejército a su lado, estaban un paso más cerca de llegar a Belial.

Al amanecer, un cortejo macabro se puso en marcha. Lilith y Baal, a la cabeza, irradiaban una aura oscura que intimidaba incluso a los más valientes guerreros. A su lado, el rey lobo, con su mirada penetrante, y la bruja, con su rostro arrugado y sus ojos brillantes, completaban el cuarteto de poder. Detrás de ellos, un pequeño ejército de lobos se extendía a lo largo del horizonte, listo para enfrentar cualquier peligro.

El viaje hacia las grutas de tochilpud fue largo y agotador. La densa vegetación, la oscuridad perpetua y los extraños sonidos de la naturaleza creaban una atmósfera opresiva. La bruja, con su conocimiento de la magia oscura, guiaba al grupo a través de un laberinto de senderos ocultos.

— Estamos cerca — anunció la bruja, deteniéndose frente a una entrada oculta en la base de un árbol gigantesco. — Más allá de esta puerta se encuentra la guarida de las brujas y el cuerpo del Demonio Belial.

Lilith y Baal intercambiaron una mirada. Era hora de actuar. Con un movimiento de su mano, Lilith invocó una llamarada oscura que iluminó la entrada. Los guerreros se prepararon para lo peor, mientras Lilith y Baal se adentraban en la oscuridad.

El interior de la cueva era un laberinto de túneles y cámaras, adornado con símbolos y runas que brillaban con una luz siniestra. Las paredes estaban cubiertas de extrañas criaturas preservadas en frascos de cristal, y el aire estaba cargado de un hedor a muerte y decadencia.

De repente, una ráfaga de viento helado los envolvió, y una voz chillona resonó en la oscuridad.

—Intrusos — gritó la voz. — Como se atreven a perturbar nuestro santuario.

De las sombras emergieron las brujas, criaturas deformes y malvadas, armadas con dagas y hechizos. La batalla se desató con una ferocidad inimaginable. Los guerreros lucharon valientemente, pero las brujas eran adversarias formidables. Sus hechizos infligían heridas dolorosas, y sus criaturas mágicas atacaban desde las sombras.

Lilith y Baal, sin embargo, eran invencibles. Sus poderes oscuros eclipsaban a los de las brujas, y sus enemigos caían uno a uno bajo sus ataques. Finalmente, solo quedaba una bruja, la líder del culto, que se enfrentó a Lilith en un duelo a muerte.

La batalla fue intensa, pero al final, Lilith salió victoriosa. Con un golpe certero, atravesó el corazón de la bruja, poniendo fin a su reinado de terror.

— Hemos vencido — anunció Lilith, respirando hondo. — Ahora solo queda encontrar el cuerpo de Belial.

Siguiendo las indicaciones de la bruja moribunda, el grupo llegó a una cámara secreta donde se encontraba un sarcófago de piedra negra. Con un esfuerzo sobrehumano, los guerreros levantaron la pesada tapa y revelaron el cuerpo de Belial, momificado y cubierto de símbolos mágicos.

Lilith y Baal se acercaron al sarcófago y comenzaron a realizar un ritual para revivir a Belial. Los guerreros los observaban con una mezcla de asombro y temor, conscientes de que estaban presenciando un evento histórico un demonio poderoso era traído a la vida por dos demonios aún más fuertes.

***
(Cap en corrección)

Lilith Donde viven las historias. Descúbrelo ahora