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« Una Furia Desatada »

La camara de Legión era un laberinto de sombras y espinas, un lugar donde la oscuridad se hacía tangible y la muerte era una constante compañera. En su corazón, en una cámara forjada en el mismo núcleo como si fuera del mismo Infierno, Legión entrenaba sin descanso. Su cuerpo, esculpido por siglos de combate, era una máquina de matar perfecta. Cada músculo, cada tendón, respondía a su voluntad con una precisión milimétrica.

En ese momento, Legión se enfrentaba a una horda de espectros demoníacos, criaturas nacidas de sus pesadillas más profundas. Con un rugido ensordecedor, se lanzó al combate, su espada llameante cortando el aire con una facilidad aterradora. Los espectros chillaban y se retorcían bajo sus ataques, pero Legión era imparable. Con cada enemigo que caía, su furia aumentaba, alimentando su poder.

De repente, la puerta de la cámara se abrió de golpe, interrumpiendo el frenesí de Legión. Abaddon, se adentró en la cámara, su expresión seria y fría como la noche.

— Legión, — comenzó Abaddon, su voz resonando en la cámara, — tengo malas noticias.

Legión se detuvo, sus ojos brillando con una ira contenida.

—¿Qué ocurre, Abaddon?

— Satanás y sus aliados se están acercando. La oscuridad se cierne sobre nosotros. Debemos prepararnos para la batalla final ya estan llegando a la tierra y muchas cosas están en riesgo.

Legión maldijo entre dientes. Había sabido que este día llegaría, pero no tan pronto. Sin embargo, su entrenamiento lo había preparado para este momento.

— Está bien, Abaddon, esos malditos sabrán lo que es sufrir, logré recuperar a mis legiónes en este plano existencial y son aun mas fuertes — dijo Legión, su voz fría como el acero. — debemos salir y reunirnos con los demás. Les mostraremos a Satanás y a sus perros falderos el verdadero significado de la destrucción.

Abaddon asintió con la cabeza con una sonrisa siniestra en los labios. — Lo haremos, Legión. Pero antes, quiero mostrarte algo.

Abaddon sacó de su chaqueta una esfera de energía oscura. Al tocarla, la esfera comenzó a emitir una luz cegadora, proyectando imágenes en la pared de la cámara. Eran imágenes de las fuerzas de Satanás, más numerosas y mejor equipadas de lo que Legión había imaginado.

Legión observó las imágenes con creciente preocupación pero al instante la preocupación paso a ser burla. Satanás había reunido un ejército formidable, pero Legión no tenía miedo. Al contrario, la idea de enfrentarse a un enemigo tan poderoso lo excitaba.

— Muy bien, — dijo Legión, su voz llena de confianza. — Parece que la fiesta va a ponerse interesante. Hay que prepararse y  preparar a nuestros guerreros. Les enseñaremos a Satanás el verdadero significado del terror.

Abaddon sonrió con crueldad. — Con nuestros poderes unidos Legión, la victoria será nuestra.

Legión y Abaddon emergieron de las profundidades de la camara, sus auras oscuras entrelazándose con la noche.

La tensión era palpable, el aire cargado de la electricidad que precede a una tormenta. Se dirigían a la cámara de Lilith, donde se encontrarían con sus aliados para coordinar la defensa contra el inminente ataque de Satanás.

Sin embargo, al llegar a las puerta de la camara, se encontraron con una figura inesperada de Agares, habían tomado la puerta equivocada, su mirada profunda y penetrante, recorrió a Legión y a Abaddon.

— Así que por fin han dado el primer paso,— murmuró Agares, su voz resonando con una extraña calma. —Justo a tiempo.

Legión y Abaddon intercambiaron una mirada.

— Agares,— comenzó Legión, — Ya están en este plano existencial, Satanás está a punto de atacar. ¿Tienes alguna información o plan de ataque que puedas ofrecer?

Agares asintió lentamente.

— Sí algo de información. Astaroth se me apareció en una visión. Me mostró las intenciones de Satanás y la inmensidad de su ejército. También me amenazó y me mostró una oportunidad.

Intrigados, Legión y Abaddon se acercaron.

— ¿Qué oportunidad hermano? — preguntó Abaddon.

— Satanás ha subestimado nuestra unión,— respondió Agares. — Si atacamos primero, podemos tomarlos por sorpresa y debilitarlos significativamente. Pero debemos actuar con rapidez y precisión y la primera fila de su ataque caerá. También intuyo que intentarán hacernos dudar de nosotros mismos, paimon es experto en eso debemos tener cuidado, si logran romper nuestra alianza perderemos.

Abadon asintio — Eso mismo es lo que pensé, están esperando la mínima oportunidad para sembrar discordia, es que los conozco demasiado.

— Estoy de acuerdo,— dijo Legión. — Pero ¿cómo podemos coordinar un ataque tan grande?

— Lilith ya ha reunido fuerzas increíbles en su entrenamiento — respondió Agares. — Ella tiene un plan y no dudo que ella sola pueda acabar con la primera línea de ataque.

Con una sensación de urgencia, los tres demonios se dirigieron al interior de la caverna en busca de Lilith. Allí, en una gran cámara, se encontraba ella con toda elegancia aumentando su poder.

La batalla estaba a punto de comenzar. El destino pendía de un hilo.

***

Hii yo por acá de nuevo jaja

(Cap en corrección)

Lilith Donde viven las historias. Descúbrelo ahora