Uno De Eses Gatos

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(Sen Senra ft. Sky Rompiendo)


Martin siempre había fantaseado con vivir su propia comedia romántica, aquella en la que uno de los protagonistas, torpe y tímido, esperaba a que el otro se asomase a la ventana con un ramo de flores amarillas y blancas, o cuando uno de ellos invitaba al otro a un café a modo de disculpas por haber chocado accidentalmente con él al girar la esquina de una calle cualquiera de la ciudad, haciendo que todos los papeles que llevaba en las manos cayesen, dramáticamente, al suelo. No podía evitar fantasear con aquellas historias en las que dos rivales terminaban aceptando que la obsesión que sentían el uno por el otro no se debía a otra cosa que no fuese al hecho de que se morían por sentir el roce de los labios contrarios, ni con aquellas otras en las que compartían auriculares para escuchar la misma música en un largo viaje por carretera. También le gustaba cuando, aquellos enamorados que aún no sabían que lo eran, comían comida india sentados en el suelo de su salón mientras no prestaban atención a la película que se reproducía en la televisión, tan atentos e inmersos en las palabras y miradas compartidas que cualquier otro estímulo presente pasaba a ser un figurante más en aquella escena. Alguna vez, incluso, pudo besarse con un chico bajo la lluvia, ya que siempre se había preguntado cómo se sentiría aquello. Quizá fue por el chico, pensó, pero poca magia había acompañado a aquel beso aquella noche; sólo recordaba la incomodidad de la humedad de su ropa pegada a su piel y como su acompañante se quejaba de lo mismo. Con el paso de los años y con las vivencias de sus romances en su propia piel, comprendió qué lugar entre sus anhelos debían ocupar aquellas expectativas y fantasías infantiles.

No obstante, ahora que le quedaban pocos metros para terminar de cubrir la distancia que aún le separaba del soportal de los pisos de Juanjo, aquellas fantasías parecían luchar a capa y espada; contra viento y marea, por recuperar el territorio que algún día les perteneció en el país de los anhelos del vizcaíno. Qué otra cosa, a parte de luchar, podrían haber hecho cuando vio como el chico que se había malacostumbrado a robarle todos y cada uno de sus suspiros estaba esperándole apoyado en la pared de su bloque, con un cigarro entre los dedos que fue arrojado al suelo nada más cruzar miradas con él, y que con su otra mano sujetaba una bolsa con lo que parecía ser comida de su restaurante asiático favorito. Y, entonces, ¿qué otra cosa podría haber hecho Martin en aquel mismo momento más que permitirle a aquellas fantasías que volviesen a revolotear, caóticas y en frenesí, por todo su consciente?

- ¿Y esto? -Preguntó mientras se acercaba a Juanjo, llevando su mirada y su mano a la bolsa que llevaba con él. Una sonrisa ladina se dibujó en ambas expresiones; la mano del chico de ojos verdes cediendo para que pudiese coger la comida-.

- Para compensarte el ghosting -respondió mientras se encogía de hombros con fingido desinterés, aún con aquella sonrisa colgando de su rostro y una sensación anticipatoria ronroneándole en el fondo de su estómago-.

- Ah, ¿sí? -El pequeño alzó sus cejas en su dirección, dibujando escepticismo en sus ojos-. Pues me parece que vas a necesitar algo más para compensar lo mal que lo he pasado hoy, ¿sabes?

Bañó el tono de su voz en picardía y reto, al mismo tiempo que abrazaba el cuello del mayor con el brazo con el que no sujetaba la bolsa, acercándose con lentitud a su rostro. No obstante, en ningún momento terminó de recortar aquella distancia que aún los separaba; sus alientos enredándose, también sus pensamientos. La sonrisa lobuna del más mayor se ensanchó al escuchar aquellas palabras y ver los movimientos felinos con los que aquel chico se había acercado a él, logrando que su mirada viajase de sus irises marrones, a sus labios y a aquel lunar que los acompañaba.

- ¿Y qué más puedo hacer para compensarte, Martin? -En su tono de voz y en sus ojos, fingida sumisión; sus manos viajando en una caricia a su cintura, envolviéndola por completo, uniendo aún más sus cuerpos-.

Oniria encuentra a Insomnia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora