+21 La Legión de las Damas

capítulo 4

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El Reencuentro.

Sophia.

Abro los ojos y todo a mi alrededor parece girar, como si estuviera en una atracción de feria. Siento mariposas en el estómago, una sensación que no experimentaba desde las pesadillas con el hombre sin rostro. Observo mi alrededor, me doy cuenta de que llevo una bata de hospital. La incertidumbre me invade: ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué me pasó? En ese instante, entra una enfermera que se da cuenta de que estoy despierta. Sale un momento y regresa con un médico y John.

— ¿Cómo te encuentras, Sophia? — pregunta el médico.

— Todo gira a mi alrededor, es como una montaña rusa — John se acerca y toma mi mano — John, ¿por qué estoy aquí? — le pregunto con preocupación. — No recuerdo nada.

— Tuviste un desvanecimiento y te trajeron... — lo interrumpo.

— ¿Qué? ¿Me trajeron? — murmuro. — No sé qué me pasa, pero tengo un fuerte dolor de cabeza, mareos y vértigo.

— Es mejor que pases la noche en observación — dice el médico — voy a pedir un analgésico, podría ser estrés. Ahora me retiro, descansa y si necesitas algo, házmelo saber. — concluye el médico.

— Sophia, me quedaré contigo esta noche — asiento — ¡Espera! Rose está afuera con un hombre que parece conocerlas...

— ¿De qué hombre hablas? — pregunto.

— Del que te trajo del Club — responde — no sé si es alguien que conoces. Está afuera con Rose y les diré que se vayan. — Se acerca más a mí — hoy quiero cuidar de ti — me besa en la frente — volveré pronto — sale y cierra la puerta.

No sé a quién se refiere John, pero sé que estuve en el club. Me duele tanto la cabeza que no puedo pensar, así que es mejor no esforzarme.

La enfermera me administra medicación intravenosa que alivia mi dolor de inmediato. John llega y su presencia me reconforta.

— John, lamento decirte que eres mi psicólogo, no mi cuidador — digo moviendo la cabeza — para ser honesta, disfruto de tu compañía y agradezco que estés aquí — él se acerca, acaricia mis mejillas, me abraza y me besa en la frente.

— Deberías descansar, y lo que dices sobre disfrutar de mi compañía es por la medicina. — Nos reímos. — acuéstate y déjame espacio a tu lado, no me iré hasta que te duermas. — Me abraza y me recuesta en su pecho.

Siento una somnolencia profunda al estar cerca de él, tan intensa que en minutos me rindo por completo.

Desde el incidente, es la primera vez que encuentro paz y seguridad con alguien.

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En la mañana me despierto y noto que John no está. Me sorprende la calma que siento, ya que mis mañanas suelen estar llenas de ansiedad y pánico.

Me ducho en el baño de la habitación y me visto con ropa delicada que seguramente John ha enviado a buscar para mí. La sensación de mariposas en mi estómago es nueva y agradable, como si hubiera renacido tras el desmayo.

salgo del baño, me encuentro con John, quien amablemente me trae el desayuno. Su gesto me hace sentir bien y me despierta el apetito, deseando que esta paz se mantenga.

— ¿Cómo te sientes ahora? — me pregunta, dándome un beso en la frente. — le pedí a una enfermera que te trajera ropa cómoda, y aquí está tu desayuno, siéntate y come.