Capítulo 5: Reunión

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Obito se sentó en el techo de una de las torres más altas del castillo, su silueta apenas visible bajo la luz  de las dos lunas que se alzaban en el cielo nocturno.

 El viento nocturno despeinaba ligeramente su cabello oscuro mientras observaba el firmamento con sus ojos aburridos. Las lunas brillaban con una luz fría, defectivamente una de las cosas que mas le habían sorprendido de este mundo fueron la dos lunas.

La princesa le había dicho que se reuniera con ella en la noche, pero nunca le indicó una hora exacta. Mañana estaba previsto el viaje hacia el reino vecino, y sabía que ella había pasado una gran cantidad de tiempo en una sala apartada, conversando con el cardenal, discutiendo asuntos que él no encontraba especialmente interesantes,  no era especialmente tarde, y pudo notar cuando la princesa comenzó a moverse hacia su habitación.

Sin embargo, Obito  extendió aun mas sus sentidos y pudo sentir la presencia de alguien con una cantidad de mana bastante significativa moviéndose por los alrededores. una vez mas Obito no entendía porque la gente de este mundo no aprendían a controlar su mana para evitar ser tan fácil de detectar, incluso para alguien que no era un sensor como el.

Miró el pequeño trozo de papel que ella le había dado con las indicaciones de la reunión. Lo arrugó con desdén. 

Desde que decidió aceptar el rol de "familiar" de la princesa, la seguridad en torno a él se había relajado considerablemente. Los guardias, que antes estaban posicionados dentro de la habitación, ahora se encontraban fuera, patrullando el corredor. 

Había dejado un clon en la habitación por si acaso alguien intentaba inspeccionarla o si los guardias decidían entrar.


con un suspiro, Obito se hundido en el techo como si fuera un fantasma.

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Cuando Obito llegó a la habitación de la princesa, se dio cuenta de que ella aún tardaría unos minutos en llegar. 

La habitación estaba silenciosa, envuelta en un aire de opulencia y refinamiento que superaba incluso el resto del castillo. Observó su entorno de manera superficial, notando la enorme cama con dosel adornada con finos bordados, los muebles excesivamente ornamentados y la alfombra que cubría el suelo, la cual, a simple vista, parecía tan cara como todo lo demás. Cada detalle en la habitación emanaba esa de ser inútil, una cama era una cama independientemente de que tan grande fuera .

Definitivamente no estaba acostumbrado a este tipo de lugares. probablemente porque había pasado los últimos años metido en una cueva olvidad por dios, húmeda y fría.

Se acercó a una de las paredes, donde colgaba una gran pintura. 

Al observarla más detenidamente, reconoció a la princesa, aunque mucho más pequeña, quizás de unos cinco años. A su lado, un hombre con rasgos afilados como los de un águila miraba al frente con una expresión severa. Ese rostro le recordó brevemente a Minato, su antiguo Sensei, especialmente cuando adoptaba esa misma mirada seria y concentrada, cuando estaba dispuesto a matar, porque había algo que deseaba proteger, el mismo recibió esa mirada hace unos días.

Al otro lado de la princesa en la pintura, una mujer increíblemente hermosa estaba retratada con una expresión serena y elegante. Obito supuso que eran los padres de la princesa.

Por un momento, su mente se desvió hacia un recuerdo distante. Ahora mismo, su sensei, Minato, debería estar con Kushina y su hijo recién nacido... Naruto. Sí, si no recordaba mal, ese era el nombre que le habían dado al niño. Aunque solo había visto al bebé por unos pocos instantes, le quedaba claro que el pequeño se parecía mucho a su padre.

Obito Uchiha en Zero no TsukaimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora