Capítulo 9: Cotidiano

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Cuando Longueville se levantó por la mañana, se dio cuenta de que ya se había retrasado para el almuerzo. Se incorporó con movimientos pesados, y al mirarse en el espejo notó que las ojeras bajo sus ojos se habían desvanecido un poco. Tal como habían acordado, Tobi solo se quedó para estudiar una hora, y esa hora resultó ser increíblemente productiva.

Aunque al principio fue bastante molesto —con su actitud despreocupada y sus comentarios impertinentes—, una vez que empezaron con las lecciones, Tobi mostró una seriedad sorprendente, incluso superior a la de muchos de los estudiantes de la academia. Parecía absorber el cada lección y regla gramatical con una memoria casi perfecta.

Hacía preguntas solo cuando era necesario, y cada vez que Longueville señalaba un error, no tardaba en corregirlo, mostrando una capacidad de aprendizaje casi instintiva. Lo más impresionante era que nunca volvía a cometer el mismo error dos veces, como si cada lección se grabara instantáneamente en su mente.

Longueville se dio cuenta de que sus avances eran increíbles. A pesar de haber comenzado con habilidades mediocres en el mejor de los casos, estaba mejorando a un ritmo notablemente rápido. Si seguía estudiando por su cuenta entre las lecciones, no tenía dudas de que alcanzaría un nivel aceptable en solo unas pocas sesiones más.

Mientras se peinaba frente al espejo, una pequeña sonrisa se asomó en sus labios. Quizás enseñar a Tobi no sería tan frustrante después de todo. Aunque seguía siendo un individuo extraño, ahora estaba segura de una cosa.

Él no era un noble, de ninguna manera. Su actitud era todo lo contrario a lo que se esperaba de alguien con ese título: despreocupado, informal, y hasta un poco impertinente. Y, sorprendentemente, Longueville encontró que eso no le molestaba, una vez se acostumbraba.

Cuando caminó hacia su escritorio, notó un pequeño frasco que no estaba allí la noche anterior. Se acercó con cautela y vio una nota a su lado. Reconoció casi de inmediato la letra desordenada de Tobi.

"La maestra debería dormir mejor."

Debajo de la nota, había un dibujo burdo de Tobi, levantando dos dedos en lo que parecía ser un intento de saludo o señal de victoria. Longueville frunció el ceño, pero no pudo evitar sentir una pequeña punzada de diversión. Tomó el frasco entre sus manos y lo examinó. Eran hierbas para preparar té.

Por un momento, una sonrisa amenazó con aparecer en sus labios, pero la reprimió rápidamente, sacudiendo la cabeza. Con un movimiento de su varita, quemó la nota hasta reducirla a cenizas, disipándolas con un leve giro de su muñeca.

Se apresuró a prepararse para su día, sintiendo un leve impulso de energía que no solía tener por las mañanas. Decidió que  en su tiempo libre, se encargaría de preparar la siguiente lección para Tobi.

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Obito escuchaba con atención mientras Siesta seguía hablando, su voz suave llenando el aire tranquilo de la tarde.

—Entonces mi mamá tuvo que arrastrarnos, porque ninguno de nosotros quería dejar de jugar en la nieve. —Siesta dijo con una sonrisa.

—La nieve es divertida. —Obito comentó.

—Sí, pero  luego de eso estuvimos dos días en la cama. —Siesta dijo, avergonzada.

El Uchiha sonrió ligeramente, definitivamente sonaba como algo que pasaría. porque después de todo las madres siempre tienen la razón.

—Al parecer, tu madre se preocupa mucho por ustedes. —Obito comentó con un tono suave.

Obito Uchiha en Zero no TsukaimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora