Obito se sentó y cruzó las piernas en una postura estándar de meditación, colocando perezosamente su mejilla sobre la mano mientras observaba las concurridas calles de la ciudad. La vida seguía su curso a su alrededor, sin detenerse por sus dilemas. Necesitaba empezar por algún lado, pero la pregunta seguía rondando su mente: ¿Qué debería hacer primero?
1. Conseguir armas, en proceso.
2. Enviar un clon para proteger a la princesa, listo.
3. Salvarle la vida a la princesa, en proceso.
4. Recopilar información sobre este mundo, en proceso.
5. Aprender a leer, en proceso.
Había conseguido un par de libros de la biblioteca de ese noble; no se sintió ni un poco mal por haberlos tomado prestados sin permiso. Sin embargo, decidió que no robaría dinero; esa era una barrera que aún no estaba dispuesto a cruzar, principalmente porque sentía que Rin lo estaba observando.
Detrás de él, un clon estaba sumergido en la lectura, con el Sharingan activado para absorber cada detalle. El uso del Sharingan le permitía incrementar el volumen de información que el clon podía recopilar, lo que aceleraba su aprendizaje. Otro de sus clones estalló repentinamente en una nube de humo, y Obito cerró los ojos por un momento mientras el torrente de información y chakra fluía hacia su mente. Al procesarlo, su expresión volvió a ser la de siempre, con esa mirada aburrida.
Habían pasado un par de días desde su encuentro con Fouquet, y todavía no había ido a la academia para recibir las lecciones acordadas. Sin embargo, poco a poco empezaba a darse cuenta de que estaba estancado; había un límite en la velocidad a la que podía aprender un idioma sin la ayuda de alguien que pudiera responder a sus preguntas y corregir sus errores.
El progreso que había logrado por su cuenta comenzaba a disminuir.
6: tomar clases con su alumna y Fouquet. En proceso.
Por ahora, había establecido la capital de este país, Tristain, como su base temporal. La ciudad era lo suficientemente grande como para que pudiera moverse sin llamar demasiado la atención, y en ella podía encontrar casi cualquier cosa que necesitara. Decidió enviar a algunos clones a buscar bandidos en los caminos principales, lo que le permitía obtener el dinero necesario para comprar suministros básicos sin tener que recurrir al robo o a trabajos más comprometidos.
Comer no era una necesidad urgente, así que en realidad el mayor problema ya estaba resuelto.
Mientras contemplaba el paisaje delante de él, el clon que estaba leyendo detrás de el, explotó en otra nube de humo, y Obito frunció el ceño mientras asimilaba la información transferida. El conocimiento se mezclaba con un leve agotamiento mental que acompañaba el flujo de recuerdos y datos recién adquiridos.
Había determinado que la cantidad máxima de información que podía recibir de un clon era de aproximadamente una hora. Si superaba ese límite, su cerebro se sentía como si una roca lo aplastara y los recuerdos se volvían fragmentados e inconexos. Para evitarlo, había diseñado un sistema bastante simple: cada hora creaba dos clones nuevos. El encargado de recopilar información sobre Tristain podía mantenerse activo por más tiempo, mientras que los clones asignados a la lectura se disolvía después de una hora para evitar la sobrecarga mental y obtener información mas clara y concisa.
Por otro lado, el clon que había enviado para proteger a la princesa se quedaría con ella durante todo el día, vigilándola de cerca. Al caer la noche, se disiparía en una nube de humo, y Obito enviaría otro clon para reemplazarlo y mantener la vigilancia constante.
Su límite de clones al mismo tiempo era de cuatro, lo cual representaba un desafío constante. Tenía que mantener una meditación continua para concentrarse en recuperar su chakra y evitar las consecuencias de un gasto excesivo.
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Obito Uchiha en Zero no Tsukaima
FanfictionCansado, Arrepentido y sumido en la miseria Obito Uchiha fracasa una vez más, pero gana una nueva oportunidad.