CAPÍTULO LI

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UNA SEGUNDA HISTORIA DIFERENTE.

La ruleta gira y cae la esfera, rebota. Yuzhe confía en que caerá en ese número y, mientras lo hace, se acuerda de Sinose. El número que escogió es el número favorito de su novio. Una mezcla de esperanza y nostalgia lo invade.

Bruno mira con atención la ruleta y la esfera se detiene en el número dieciséis. Un rayo se eleva, cae sobre Yuiyuz y pierde el juego. La sorpresa y el alivio se reflejan en el rostro de Yuzhe.

El lugar regresa a ser el casino y Yuzhe se acerca a su personalidad defensora, que está de rodillas en el suelo. La piedra ploma del collar brilla junto con la piedra negra de Yuzhe. La tristeza y la determinación se mezclan en sus ojos.

—No me puedes hacer desaparecer —dice Yuiyuz, asustado, con una voz temblorosa.

—Lo siento mucho, pero así es el juego —responde Yuzhe, con un tono de pesar.

Fusiona el collar con el de su personalidad y lo hace desaparecer para siempre, o eso cree él. Un sentimiento de pérdida y responsabilidad lo abruma.

—¿A dónde lo enviaste? —pregunta Bruno, preocupado, con una mirada de incredulidad.

—Al mundo Portis, vivirá con los Sirvientes del Caldero —responde Yuzhe, tratando de mantener la calma.

—Pensé que lo harías desaparecer —dice Bruno, aún incrédulo.

—No hago eso, no me gusta quitarle la vida a una persona inocente. El que haría eso es Yui y debo ir a detenerlo —responde Yuzhe, con firmeza y un toque de urgencia.

Se da la vuelta y dice:

—Por cierto, gracias por mover esa carta para mí.

Se retira del lugar de inmediato, sube a su moto, se pone el casco y conduce a donde está Yui antes de que sea demasiado tarde. La preocupación y la determinación lo impulsan.

Rogers le está dando de comer a Kardia una sopa de tomate hecha por él mismo. El chico prueba un poco y le sabe a salado, pero no lo escupe para no arruinarle los sentimientos al chico. La gratitud y el cariño se reflejan en sus ojos.

—Oye, Kardia, lo estaba pensando… ¿y si dejamos todo esto y huimos? —pregunta Rogers, con una mezcla de esperanza y miedo.

—¿Qué piensan ellos? —pregunta Kardia, adolorido, con una expresión de duda.

—Mírame, perdí un brazo y tú casi pierdes la vida, aún somos jóvenes —responde Rogers, con un tono de desesperación.

Le da una cucharada de sopa a su amigo, tratando de mostrarle su preocupación.

—Te entiendo, pero ¿te has preguntado qué pasa con los Nazca cuando no cumplen la misión? —dice Kardia, con una mezcla de resignación y miedo.

Kardia toma asiento en la cama y le duele el cuerpo. La fatiga y el dolor son evidentes en su rostro.

—Tal vez podamos llegar a un acuerdo… Pero vámonos de aquí, por favor, yo tengo miedo de que nos suceda algo —dice Rogers, con una voz suplicante.

Acaricia la mano de Kardia y él lo mira, sintiendo una conexión profunda.

—Está bien, vámonos —menciona Kardia, calmado, pero con una chispa de esperanza.

Se levanta adolorido y se pone su ropa, invoca al Nazca de la ballena apareciendo el chaleco. Junto con Rogers, caminan a la moto. Kardia abre el portón y deja una nota en el suelo hecha con las ondas sónicas. Se ponen el casco y suben a la moto, donde se van del lugar. La esperanza y el miedo los acompañan.

C.U.B.E: NAZCA LINE [EDITADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora