Libro n°1 de la saga: Perfect love (Compañeros Cullen's)
"- ¡¿Y si tú hubieses estado en mi lugar, Cora?! -gritó desesperado‐. ¡¿Qué hubieses hecho?!"
- Lo que sea con tal de no separarme de Alice. Tú tomaste una mala decisión, Edward, ahora asume l...
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◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇ Muérdago. ◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇◇
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Luego de que me hayan dado de alta y obligarme volver al instituto, me concentré en pensar en que iba a hacer con Alice. Estaba decidida a estar con ella por más que sea una vampira, pero debía de idear un plan para no meter en problemas a la familia Cullen.
Todo Forks se había dado cuenta del distanciamiento de los Cullen conmigo o más bien era al revés, porque yo los evitaba, no apropósito, solo que estaba creando diferentes maneras de llegar a ellos y no podía concentrarme si Edward quería acercarse a mi a cada rato.
Entonces prefería quedarme en el molde, alejada de todos para poder pensar tranquila. Eso no significaba que no me daba cuenta de las miradas que me tiraban los hermanos Cullen todos los días, y también no quedaban atrás las sonrisitas socorronas que Jessica me estaba dando últimamente.
Eso si que me parecía tétrico, esa chica estaba loca, ¿Por qué me sonreía cada que vez que pasaba por su lado? Da miedo en todos los sentidos existentes, mejor que se vaya con Mike Newton, tal vez él si le corresponda eso.
En estos momentos me encontraba caminando hacia mi clase, que desgraciadamente compartía con Jessica Stanley y Rosalie Hale. La peor combinación del mundo.
Lo que más me daba miedo eran las miradas que aquella rubia me mandaba, parecía demasiado molesta conmigo, y la entendía, su hermana y yo estábamos cortejeando, en donde demostré ante toda su familia que iría detrás de ella. Pero, ahora solo la ignoro y evito, pero no por la razón que ella creía, solo estaba buscando una solución en la que ninguno tuviera que salir herido.
Antes de entrar al salón, sentí como alguien se chocaba contra mi espalda haciéndome soltar un quejido de dolor, porque aún no me había curado del todo del accidente. Por ejemplo; a mi mano derecha la seguía teniendo por suerte porque hubo varias veces que quedó torcida incluso teniendo el yeso.
