La tarde había llegado y con ella, la rutina diaria de Shoto para Takeshi. Después de un día activo en el parque, el pequeño necesitaba una buena sesión de baño para relajarse y prepararse para la noche. Shoto había decidido que el baño sería un momento de juego y disfrute, así que preparó todo con cuidado.
Colocó la bañera inflable en el baño, llenndola con agua tibia y asegurándose de que la temperatura fuera agradable para Takeshi. Puso algunos juguetes de baño flotantes en la bañera, listos para hacer el tiempo del baño aún más divertido. Una vez todo estuvo preparado, levantó a Takeshi con suavidad y lo llevó al baño.
─ Vamos, Takeshi ─dijo Shoto con una sonrisa mientras desvestía al bebé─. Es hora de un buen baño.
Takeshi parecía emocionado por la perspectiva del baño. Sus ojitos brillaban mientras miraba el agua y los juguetes flotantes. Shoto lo colocó cuidadosamente en la bañera, asegurándose de que estuviera bien apoyado y seguro.
El pequeño inmediatamente comenzó a mover sus piernas en el agua, y los pequeños salpicones se convirtieron en chorros que salpicaban por toda la habitación. El agua fría en los alrededores y los juguetitos flotantes parecían ser el centro de atención para Takeshi.
─ ¡Oh, no! ─exclamó Shoto, riendo mientras intentaba protegerse de las salpicaduras─. ¡Parece que tenemos un pequeño nadador aquí!
Takeshi reía y movía sus piernas con entusiasmo, salpicando agua por todos lados. Shoto trataba de mantener la calma mientras se encargaba de lavar a su hijo, usando un suave jabón para bebé y un paño para asegurarse de que Takeshi estuviera bien limpio. Cada vez que Shoto intentaba enjuagar al bebé, Takeshi respondía con más movimientos, causando que el agua se esparciera incluso más.
─ Vamos a mantener las salpicaduras bajo control ─dijo Shoto con una sonrisa mientras trataba de redirigir el entusiasmo de Takeshi hacia los juguetes flotantes─. Mira, tienes tus patitos de goma para jugar.
El bebé comenzó a jugar con los patitos y otros juguetes, mientras Shoto seguía lavándolo cuidadosamente. A pesar del desorden que Takeshi había causado, la risa y la diversión que llenaban el baño hicieron que el caos pareciera irrelevante.
Finalmente, después de unos minutos más de juego y agua salpicando por todas partes, Takeshi parecía cansado y listo para salir del baño. Shoto tomó una toalla suave y envolvió al bebé, levantándolo de la bañera con cuidado.
─ Bien, pequeño aventurero ─dijo Shoto mientras secaba a Takeshi con delicadeza─. Creo que hemos tenido suficiente diversión por hoy.
Takeshi, aún un poco juguetón, se acurrucó en los brazos de su padre mientras Shoto lo secaba y lo vestía con una ropita limpia. A pesar del desorden y las salpicaduras, Shoto se sintió satisfecho al ver a Takeshi tan feliz y cómodo.