El amanecer se filtraba a través de las ventanas del apartamento de Shoto, y el sol comenzaba a calentar la habitación con una luz suave y dorada. Takeshi había pasado la noche en brazos de su padre, y aunque la fiebre había comenzado a bajar, Shoto seguía preocupado por el bienestar de su hijo. El pequeño había dormido en intervalos cortos, y Shoto había estado despierto la mayor parte de la noche, velando por él.
Mientras Takeshi dormía plácidamente en el sofá, Shoto aprovechó para tomar un breve descanso. Decidió prepararse un café y prepararse algo ligero para comer. Mientras estaba en la cocina, escuchó el sonido de un suave golpe en la puerta. Sabía que podría ser uno de sus compañeros de U.A. que había venido a visitarlo, pero estaba demasiado cansado para esperar en la puerta.
Al abrir, encontró a Momo Yaoyorozu de pie en el umbral, con una expresión amable y preocupada en su rostro.
─ Hola, Shoto ─dijo Momo con una sonrisa─. Escuché que Takeshi estaba enfermo y vine a ver cómo estaban.
Shoto, aunque agradecido, se sentía un poco avergonzado por la visita inesperada.
─ Hola, Momo ─dijo Shoto─. Sí, ha sido una noche larga. Takeshi tuvo fiebre, pero parece estar un poco mejor ahora.
Momo asintió con comprensión y se acercó con cuidado para no molestar al bebé. Se inclinó ligeramente hacia Takeshi, que aún estaba dormido en el sofá, envuelto en una manta ligera.
─ Me alegra escuchar que está un poco mejor ─dijo Momo─. Si necesitas ayuda con algo, no dudes en pedírmelo.
Shoto asintió, sintiéndose reconfortado por la oferta de Momo.
─ Gracias, Momo. Agradezco mucho tu apoyo ─dijo Shoto─. En realidad, podría usar un poco de ayuda para distraer a Takeshi y tratar de levantarle el ánimo.
Momo sonrió con calidez y se acercó con suavidad al sofá. Se sentó a un lado de Shoto y comenzó a hablarle al bebé en un tono suave y juguetón.
─ Hola, Takeshi ─dijo Momo con ternura─. Soy Momo. He venido a hacerte compañía.
Aunque Takeshi todavía estaba un poco somnoliento, sus ojitos comenzaron a parpadear al escuchar la voz amable de Momo. Su rostro mostró una ligera sonrisa, y Momo aprovechó el momento para sacar de su bolso un pequeño juguete de peluche. Era un conejito suave y de colores brillantes.
─ Mira, Takeshi ─dijo Momo, moviendo el peluche suavemente─. ¿Te gusta este conejito?
Takeshi miró el juguete con curiosidad y comenzó a estirar sus manitas hacia él. Momo lo movió un poco más cerca y lo hizo sonar suavemente para captar la atención del bebé. La sonrisa de Takeshi se ensanchó, y sus pequeños brazos intentaron alcanzar el conejito.
Shoto observó con una mezcla de gratitud y admiración mientras Momo interactuaba con su hijo. La habilidad de Momo para conectar con Takeshi y hacerle sonreír fue un alivio bienvenido en medio de la preocupación de la noche anterior.