Con el paso de los días, Shoto y Momo continuaron cuidando de Takeshi mientras trataban de encontrar un equilibrio en sus sentimientos. Aunque había momentos de duda y tensión, también había risas y momentos de ternura entre ellos y el pequeño. Cada día, Shoto se sentía más agradecido por tener a Momo a su lado, y cada día, Takeshi se parecía más a su padre, algo que siempre le sacaba una sonrisa.
Un sábado por la tarde, mientras estaban en el parque, Shoto observó a Momo jugar con Takeshi, quien estaba sentado en una manta, rodeado de juguetes. La forma en que ella interactuaba con su hijo, con tanto amor y dedicación, hizo que su corazón se llenara de emoción.
─ Momo ─la llamó, y ella se volvió hacia él con una sonrisa brillante.
─ ¿Sí?
─ He estado pensando en lo que dijiste sobre tener tiempo para nosotros. Creo que deberíamos hablar sobre cómo podemos ser una familia, incluso si eso significa ser amigos primero. Takeshi necesita estabilidad, y yo también.
Momo asintió, comprendiendo la importancia de sus palabras.
─ Tienes razón. Y me gustaría eso. No solo por Takeshi, sino también por nosotros. Pero debemos ser claros sobre lo que queremos. No quiero que nuestras emociones nos arrastren, especialmente por el bienestar de Takeshi.
Shoto sonrió, sintiendo una conexión más fuerte con Momo.
─ Prometo que seré honesto contigo. Y quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesites.
Ambos compartieron una mirada significativa antes de que Momo se agachara para jugar nuevamente con Takeshi, quien soltó una risa contagiosa al ver a su madre hacer caras divertidas.
A medida que pasaban las semanas, las cosas empezaron a cambiar entre Shoto y Momo. Pasaban más tiempo juntos y disfrutaban de momentos simples, como cocinar o jugar con Takeshi. Las conversaciones sobre sus sentimientos se volvieron más abiertas, y Shoto sintió que estaban en el camino correcto hacia algo más que una simple amistad.
Una tarde, mientras paseaban por la ciudad, Momo recibió un mensaje de texto que hizo que su rostro se tornara serio.
─ ¿Qué sucede? ─preguntó Shoto, preocupado.
─ Es mi madre. Quiere hablar conmigo sobre mis planes después de graduarme ─respondió Momo, con un tono tenso en la voz.
─ ¿Te preocupa?
─ Sí. Desde que empecé a salir contigo y a cuidar de Takeshi, he sentido que mis planes están cambiando. No sé cómo le explico a mi familia que no estoy lista para seguir el camino que ellos quieren para mí.
Shoto sintió una punzada de tristeza. Sabía lo difícil que era lidiar con las expectativas familiares.
─ Lo entenderán, Momo. No de inmediato, pero si les explicas lo que sientes, verán que tus decisiones son válidas.
Momo miró a Takeshi, que estaba mirando con curiosidad.
─ No quiero que esto afecte a Takeshi. Quiero ser una buena madre y una buena hija.
─ Y lo serás ─afirmó Shoto─. Pero también tienes que ser fiel a ti misma.
Momo sonrió débilmente, agradecida por el apoyo de Shoto.
Capítulo 29: La Decisión de Momo
Al día siguiente, Momo se reunió con su madre. Shoto se quedó en casa, cuidando a Takeshi, mientras pensaba en lo que podría suceder. Sentía una mezcla de ansiedad y esperanza.
Horas después, Momo regresó con una expresión de alivio en su rostro.
─ ¿Cómo te fue? ─preguntó Shoto, ansioso.
─ Fue difícil, pero... le dije a mi madre lo que siento. Le expliqué que quiero tomar mis propias decisiones, especialmente ahora que tengo a Takeshi en mi vida. Ella estaba preocupada al principio, pero creo que al final me entendió.
Shoto se sintió aliviado, admirando la valentía de Momo.
─ Estoy orgulloso de ti ─dijo, sonriendo.
Mientras Shoto sostenía a Takeshi, el pequeño comenzó a mover las piernas y a reírse, como si celebrara el éxito de su madre.
─ Parece que nuestro pequeño tiene una buena energía ─dijo Momo, sonriendo al ver a su hijo.
Días se convirtieron en semanas y la relación entre Shoto y Momo siguió fortaleciéndose. Decidieron ser honestos sobre sus sentimientos, pero también ser pacientes mientras navegaban por sus nuevas responsabilidades como padres.
Un sábado, mientras estaban en el parque, Shoto sintió que era el momento adecuado para dar un paso más.
─ Momo, quiero preguntarte algo ─dijo, tomando su mano─. Sé que esto es un poco repentino, pero me gustaría que consideraras ser más que amigos. Quiero que sepas que estoy aquí para ti y para Takeshi.
Momo lo miró con sorpresa, pero sus ojos brillaban con emoción.
─ Eso suena perfecto, Shoto. Me gustaría eso también.
Se acercaron más, compartiendo un abrazo tierno mientras Takeshi los miraba, ajeno a la profundidad de ese momento.
Con el tiempo, Shoto y Momo establecieron una rutina que funcionaba para ellos como familia. Aunque los desafíos seguían, también lo hacían los momentos de alegría. Cada pequeño paso que tomaban juntos, ya fuera como padres o como pareja, reforzaba su compromiso el uno con el otro.
Una noche, mientras miraban las estrellas desde la ventana de su habitación, Shoto sostuvo a Takeshi mientras Momo se acurrucaba a su lado.
─ Nunca pensé que tendría una vida así ─dijo Shoto, mirando a su hijo─. Y no me puedo imaginar mi futuro sin ustedes.
Momo sonrió, acariciando la mano de Takeshi.
─ Siempre estaremos juntos, Shoto. Somos una familia, y eso significa que enfrentaremos todo lo que venga.
Shoto sintió una calidez en su corazón. Sabía que había tomado la decisión correcta al abrir su corazón a Momo y a la vida que estaban construyendo juntos.
Mientras contemplaban el cielo estrellado, se dieron cuenta de que estaban listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara. Habían encontrado no solo un hogar en el otro, sino también la fuerza para avanzar juntos como una familia.
Y así, entre risas y sueños compartidos, Shoto y Momo comenzaron a escribir su propia historia, un capítulo a la vez.