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Título: “Interrogatorio sin respuestas”.

Al llegar a casa de Emma entré en el interior y ahí estaban todos. Me observaban como si fuera un monstruo.

—Dime que tú no eres una asesina Lara. —Dijo mi madre a lo que yo simplemente la miré anonadada.

Isabella tenía una cara de molestia pero la disimulaba muy bien, Dylan abrazaba a la chica gótica por la cintura y Gina junto a su madre estaban sentadas en un sofá café.

—No he hecho nada. —Contesté.

—No mientas, mi padre encontró un vídeo en las cámaras del hospital que te delatan y además esta el testimonio por escrito de Naila. —Dijo Isabella con furia en su mirada.

—Yo no hice nada Isabella, tú sabes perfectamente quién fue. —Contesté yo.

—¡¿Quién?!, ¿tu novio el fantasma?. —Gritó Isabella pero guardó silencio cuando su padre entró en la casa acompañado de dos guardias.

Me quedé en silencio al ver a los policías, quería huir pero si lo hacía demostraría que tuve algo que ver con el asesinato de Naila cuando claramente yo no fui.

—Buenas noches, ¿usted debe ser la señorita Flores cierto?. —Me preguntó el padre de Isabella quien tiene el cabello oscuro y una mirada de escáner que te dejan con dudas de todo lo que has hecho en tu vida; sí, mirada de policía... Bueno, es un policía pero su mirada... En fin, ya se imaginarán.

—Sí, soy yo oficial. —Contesté intentando sonar seria.

—Soy el agente Stuart; estoy a cargo del caso del incendio del hotel y ahora de la muerte de la señora Naila. Usted queda arrestada ya que es sospechosa de la muerte de todos los fallecidos en el incendio y obviamente por la de su madrastra. —Dijo el agente con voz ronca y áspera antes de hacer un movimiento de su mano derecha para indicarle a sus compañeros que me pusieran las esposas.

Quería huir, correr lejos de la desgracia que me esperaría cuando dijese que todo fue culpa de un fantasma... Un fantasma que me encanta...

—¿Oficial hay alguna forma de sacar a mi hija de la cárcel?. —Preguntó mi madre quien lloraba a mares y a su lado estaba Gina dándole consuelo.

—Señora Karla desgraciadamente su hija no tiene forma de salir hasta que se pruebe que no fue culpable, además es sospechosa de asesinato lo cual es bastante serio... Bien es hora de irnos. —Sentenció el agente Stuart y antes de salir de la casa de la doctora Emma le dijo a Isabel. —No vayas a llegar tarde y tú niño hippie saca tus manos de mi hija.

Inmediatamente Dylan dejó de acariciar la cintura de Isabel y ella soltó un resoplido de molestia aunque su mirada estaba clavada en mí. Mi madre por su parte solamente escondió su rostro en sus manos y Gina me miraba apenada.

—Saldrás de esto Lara, ten paciencia y sé sincera. —Me dijo la doctora Emma pero si yo digo toda la verdad me van a encerrar en un manicomio y más nunca volveré a ver los dulces rayos del sol.

La estación de policía es muy iluminada pero la sala de interrogatorio es oscura y obviamente fría... Tan fría como la piel de Adonis.

Estoy sola mirando un punto fijo de la pared, me encuentro pensando en qué hacer o qué decir. Aún no he visto el vídeo donde muere Naila pero igual estoy aterrorizada.

—No deberías tener miedo Rosita, estoy aquí. —Susurró Adonis quien estaba frente a mí con un papel y una hoja. —No hables, nos están observando a través de ese espejo de cristal que tienes detrás de tí.

Giré mi cabeza hacia atrás y sí, ahí hay un espejo y la verdad me parecía extraño que estuviese ahí...

—Escribe lo que deseas en esa hoja y rápido solo tengo quince minutos antes de hacer mi magia. —Comentó Adonis antes de acomodarse en la silla de hierro y mirarme a los ojos poniéndome totalmente incómoda.

“Estoy a punto de ser internada en un psiquiátrico y tú vienes a joderme... Eres parte de mi imaginación, no eres real”.

Cuando él leyó las letras puso un rostro de decepción y dijo con tristeza:

—Esperaba otras palabras... En conclusión encárgate de negar todo y solo aceptar una; dí que soy real y saldrás de aquí inmediatamente bajo observación y quizás tendrás que ir dos o tres veces al psicólogo.

Adonis de repente desapareció y con él la hoja junto al lápiz; el agente Stuart entró con una laptop y varios documentos en sus manos. Todo eso lo colocó sobre la mesa y dijo antes de sentarse:

—Quiero la verdad Lara, la cárcel o los centros de rehabilitación no son sitios para jóvenes que son como tú.

—¿Cómo soy yo según usted agente?. —Pregunté de forma seria y molesta.

—Eres una chica diferente a los que están en esos sitios, no tienes rostro o mentalidad para cometer tales actos trágicos... Dudo mucho que tú sola hayas quemado el hotel donde estaba tu padre. —Contestó el agente con mucha tranquilidad mientras tomaba asiento.

—Le diré todo lo que pueda. —Dije al bajar la cabeza y mirar mis manos esposadas, ya las esposas están haciendo daño.

—Así me gusta; bien ahora quiero que veas esté vídeo. —Dijo el agente al encender la laptop y darle play al vídeo.

Se veía como yo entraba sonriendo a la habitación de Naila y desconectaba los cables que la mantenían viva y además la asfixié con una almohada... Mis ojos estaban incrédulos, yo en ningún momento hice eso.

—Oficial yo no hice eso. —Dije.

—¿Segura?, las pruebas están ahí. —Dijo ahora el agente.

Adonis apareció detrás del padre de Isabel y yo sentí miedo.

—Bien, lo hice yo... Naila nunca me agradó y además ella se metió con mi padre; arruinó mi vida... —Dije yo entre lágrimas al ver como Adonis asentía.

—Mi hija mencionó algo de un fantasma cuando entré en casa de la doctora Emma, dime Lara... ¿Has hablado con un fantasma?. —Inquirió él.

—No, él es real. —Contesté y de repente Adonis golpeó la nuca del oficial haciendo que el agente quedara inconsciente.

Salí de la estación acariciando mis muñecas con Adonis a mi lado. Frente a mí estaba mi madre quien corrió a abrazarme.

—¿Estás bien?. —Preguntó ella con temor.

—No... Mamá fui yo... Necesito ayuda. —Dije a lo que Adonis me miró con una sonrisa, él estaba felíz porque estoy cumpliendo todo lo que él pidió.

Subí al auto junto a mi madre, ella venía meditando lo que dije y yo, claramente vengo analizando qué hacer con Adonis...

Lo que está sucediendo no puede ser real y sé perfectamente con quién debo de hablar para salvar mi mente y mi reputación...

El agente Stuart se desmayó o eso dijeron los agentes, realmente Adonis lo noqueó pero yo no puedo decir nada no ahora que estoy siendo observada por el fantasma.

—¿Sabes qué puedo leer tu mente Rosita?. —Justo cuando él dijo esas palabras sentí temor y caí rendida en un profundo sueño...

Fin del capítulo.

El silenciador de flores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora