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Me mordí las uñas con desesperación mientras sostenía la letra de la canción entre mis dedos temblorosos. Cada palabra parecía cargar un peso enorme, y no podía evitar que mi mente se llenara de dudas. La letra, que hablaba de liberarse de las expectativas sociales y no ser más una víctima de ellas, me aterrorizaba un poco. No por lo que decía, sino por cómo podría ser recibida por los maestros y compañeros en el festival de la escuela. ¿Y si no les gustaba? ¿Y si pensaban que no era lo suficientemente buena? Ni siquiera cuando nos subimos al escenario por primera vez me pasó esto. Era ridículo.
Miré a Tsukishima, que estaba a mi lado, era todo lo contrario a mi, pues su calma casi palpable sobresalía más en medio de mi pequeña ansiedad.
—Si te asusta tanto.. —Dijo con un tono que intentaba ser tranquilizador —Tal vez deberíamos considerar escribir otra canción de nuevo.
—No. —Respondí con firmeza, casi en un susurro—Es solo que.. no te mentiré, leí con rapidez la letra cuando me la enseñaste por primera vez pero esto, ahora.. bueno, ahora siento que si la cantamos, realmente lograremos algo.
Me enfoqué en la batería que tenía enfrente, la cual de repente parecía más imponente que nunca. Me pregunté si realmente podía tocar con la habilidad que todos esperaban, si sería capaz de mantener el ritmo y transmitir la emoción de la canción. Mi mente se llenó de preguntas y de inseguridades que traté de ignorar pero era imposible.
Cerré los ojos por un momento, respirando profundamente, tratando de borrar las dudas ya que no podía dejar que el miedo de lo que pensarían los demás nublara mi pasión por la música. Si bien mi corazón seguía acelerado, decidí que, al menos por ahora, iba a centrarme en lo que sí podía controlar: tocar con el corazón, sin importar el resultado.
—Que tal si.. cambiamos esto? —Me levanté para poder sentarme a su lado. —En el coro podría ir.. "No quiero ser una víctima de la autoridad, siempre seré parte de la minoría.. así que dime, dime, dime que quieres de mi.. —Cante un tanto nerviosa.
