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Desperté en el pequeño departamento de Sendai, donde la luz del sol se filtraba a través de las cortinas en un tono suave, haciendo del ambiente uno más acogedor. El aroma a tostadas y huevos revueltos invadía el aire, y mi estómago rugió en respuesta. A mi alrededor, el lugar estaba desordenado, pero eso era común de ver al ser cuatro chicos los que vivían aquí.
—¡Kuroo! ¡Despierta! —Gritó Bokuto, con su energía rebosante, como siempre.
Me estiré sin ganas, tratando de quitarme la pereza matutina. Y tardé en levantarme, ya que todavía tenía un poco de sueño. Ya de pie camine por el estrecho pasillo y me senté a la mesa sin decir nads. Akaashi me sirvió el desayuno, y no pude evitar sonreírle en agradecimiento.
—¿Iremos..? —Preguntó Kenma, su voz un poco más animada de lo habitual, aunque su mirada seguía fija en su consola.
—¿A la presentación de los chicos en Karasuno? —Interrumpí, recordando la charla que habíamos tenido el día anterior.
Kenma asintió, y de inmediato sentí un pequeño nudo en el estómago. La idea de ver a esa banda me emocionaba, pero también me traía a la mente esa chica por la cual había estado pensando últimamente. Sin embargo, la idea de asistir y parecer desesperado me hacía dudar. Aunque el molestarla me daba energías.
—No sé, chicos. No creo que deba ir —Respondí, tratando de mantenerme firme.
Bokuto frunció el ceño, claramente ofendido por mi indecisión.
—¿Por qué no? —Preguntó —No seas cobarde. Es solo un concierto
—No es eso... —Empecé a decir, pero Akaashi me interrumpió.
—Kuroo, todos sabemos que quieres ir. No tiene sentido negarlo. Además, será divertido, y podrías hablarle —Dijo con una tranquilidad que solo él podía mantener.
Maldije para mis adentros. No había forma de escapar de su lógica. Bokuto me miraba con esos ojos brillantes de emoción, y Kenma asintió con una leve sonrisa, como si lo hubieram planeado todo desde el principio.
