Nueva faceta

13.- Amado Idiota

-Satoru, debes ser mas cauteloso con lo nuestro...-dije cortando unos ultimos vegetales para ponerlos en la olla.

-Para que? si ya todos lo saben-me respondio abrazandome por la espalda cariñosamente mientras veia lo que yo hacia.

Él habia ido el fin de semana a mi departamento, finalmente después de dos semanas pudimos volver a vernos sin tener misiones ambos.

-No quiero seguir siendo la comidilla de la escuela-dije y puse agua caliente dentro de la olla.

-Ahh! eso es inevitable! mis estudiantes ya estan apostando el sexo de nuestro primer hijo jajaj-dijo riendose y revolviendo la olla con la cuchara de palo.

-queee?!!

-Al parecer Todo hablo con Itadori y se enteraron de lo que paso en Kioto-dijo sin importancia.

-Pero Satoruuuu!!-tome otra cuchara de palo y empece a golpearlo en el brazo

-Auch!! y porque me golpeas a mi?-dijo sobandose

-Porque tu como maestro deberías cortar con esas apuestas sobre nosotros! además no quiero seguir siendo la comidilla  de todos y menos de nuestros alumnos! hay que ser discretos!

-Esta bien, esta bien. Hablare con ellos...

-gracias-dije un tanto mas aliviada aunque ahora entendia como habia llegado el rumor rápidamente ante los altos mandos.

-Podria decirles que sera niño y asi ya no podran apostarlo de nuevo-dijo con la mano en su barbilla tomandoselo en serio.

-Satoruuuu!-grite histérica tirandole la cuchara mientras él corria fuera de la cocina carcajeandose.

Suspire resignada y recogi la cuchara. Él seguia siendo el mismo idiota de siempre, pero ahora era mi amado idiota.

No le habia comentado nada a Satoru sobre lo que paso con los altos mandos, no queria poner mas presion en él con la tensa relación que ya tenia con ellos, asi que solo me volvi mas precavida y evite comentar aun mas sobre mi vida privada a los demas, pero no contaba con que se decia por el lado de Satoru, ni que comentaban mis alumnos con los de él.

-Espero que con el tiempo se olviden un poco sobre nosotros...-me dije a mi misma.

Y efectivamente asi fue, con el pasar de las semanas y las amenazas constantes hacia Satoru para que no divulgue mas de lo debido, las personas se fueron olvidando de nosotros y ya dejamos de ser la novedad del momento. Ademas no volvi a tener ningun llamado mas de los altos mandos, quizas era porque no deje que Satoru se tomara alguna otras vacaciones improvisadas de ultimo momento, por lo que lo insite a que programaramos vernos en nuestros dias libres, pero aquello ayudo a que pocas veces nos pudieramos ver. A veces me volvia a preguntar si debia dejar toda mi vida e irme a vivir con él como tantas veces me lo habia pedido o solo debiamos acostumbrarnos a esta difícil rutina? Nunca encontraba la respuesta y aquello me hacia dormir mal por las noches, pero al menos entre nosotros todo estaba bien o eso creia, ya que todo cambio el 31 de octubre.

Aquella noche de halloween en Shibuya aparecio alguien que nunca espere volver a ver, Suguru Geto, si bien no era exactamente él, ya que era solo su cuerpo siendo utilizado por Noritoshi Kamo o mejor dicho Kenjaku, de igual forma fue impactante y ademas lo fueron las distintas muertes que hubieron, como personas inocentes que estuvieron en el lugar, hechiceros que murieron por las distintas maldiciones y/o secuaces de kenjaku, pero una que nos marco fue la muerte de Nanami. Aquella noche no fue facil para nadie, pero hubo algo peor, mucho peor, Satoru fue sellado en la prisión confinadora y el mundo de la hechiceria se volvio un caos.

Los altos mandos quisieron culparme como secuaz de los crimenes de Satoru, pero finalmente culparon a Yaga-sensei por ser su subordinado y ellos terminaron dando por terminada su vida. En cambio a mi me habian impuesto un voto vinculante de no intentar rescatar a Satoru de la prisión confinadora, aquello me dolio enormemente, pero tuve que aceptar y permaneci en las sombras rogando que los alumnos de Satoru lo pudieran ayudar. Cada dia era un caos sin su presencia y ya dandose por publico la existencia de las maldiciones, ya no sabía que hacer, necesitabamos a Satoru urgentemente, solo él lograba mantener el equilibrio entre tanto caos y una potencial amenaza afuera.