14.-Ozu

519 39 31
                                    

Me habia dado cuenta de mi embarazo un dia antes de la batalla de Satoru con Sukuna, ya que carecia casi de sintomas, ademas no quise incluir mas presion en la situación entre nosotros y con lo que estaba pasando alrededor, es por ello que nadie sabia de la existencia de aquel pequeño ser que creia en mi interior.

Tenia al rededor de cuatro meses y por suerte mi traje de miko disimulaba la poca barriga que tenia. Sabia que mi estado era una bomba de tiempo especialmente después de la muerte del lider del clan Gojo y mas cuando varios trataban de culpar de todo a Satoru cuando todos sabíamos que nada podiamos hacer ante los planes de Kenjaku y Sukuna tuvieran en su momento. Era mas facil darle a alguien ya caido que asumir propias responsabilidades. Lo unico bueno es que los del Alto mando habian fallecido en "extrañas circunstancias" por lo que eran un problema menos con que lidiar.

Mi plan era simple, volver a mi pueblo natal junto con mi abuela, dar a luz a mi bebé alli y tener una vida pacífica junto a él fuera del mundo de la hechiceria para que nadie supiera de la existencia de un heredero del Clan Gojo. Para ello arregle varias cosas antes siendo muy cuidadosa y me di el tiempo de guiar a mis alumnos de la mejor manera posible para que supieran como seguir cuando no estuviera. Solo lamentaba no poder contarles sobre el anhelado bebé que tanto imaginaban meses atrás.

Mi cambio de residencia se hizo posible bastante rapido para suerte mia, solo en menos de una semana ya estaba todo listo y me quedo solo la despedida al ultimo, en ella hubieron varios abrazos, cartas de cariño y deseos de buena suerte de mis alumnos, sin saber ellos que me costaba enormemente dejarlos. No hubieron mas personas ya que no se lo conte a nadie, ni siquiera a Shoko, con quien rara vez hablabamos porque la estaba evitando, por si se me escapaba algun dato de la existencia de mi pequeño bebé.

Luego de un largo viaje en bus y posterior viaje en barco, mi abuela me recibio con los brazos abiertos, sabiendo de ante mano mi condición, no me juzgo, ni me culpo, sólo me acepto con cariño.

El pueblo de Ozu seguia estando igual que siempre, al igual que el santuario de mi familia que mantenia mi abuela junto con varios residentes del lugar, luego de la muerte de mis padres y mi posterior ida a Tokio a estudiar. En cierto modo que volviera a casa le servia para que ella finalmente pudiera descansar y delegar aquella labor en mi y luego también en mis descendientes, por lo que sabia que en este lugar mi hijo o hija tendría un lugar donde pertenecer sin criticas o que lo pudieran alejar de mi para usarlo como herramienta, además estaba bastante alejado de Tokio y Kioto. Era el lugar perfecto para vivir.

El primer dia en Ozu, con mayor tranquilidad, observe distintos mensajes de Shoko preguntando del porque de mi traslado, que a donde me habia ido, del porque no respondia sus mensajes, ella ya se habia enterado de mi ida y yo no sabia que responder por lo que guardaba silencio. Para que mi plan funcionara debia aislarme, es por ello que apague mi celular, lo guarde al fondo de un baul y sali a comprar un nuevo celular sabiendo que estaba perdiendo a mi querida amiga con ello.

Los meses pasaron y mis sintomas empezaron a florecer, era casi como si finalmente después de tener tranquilidad mental mi embarazo empezo a comportarse con normalidad y asi pude disfrutar de ello, como sentir su movimiento, las patadas, las ansiedades, el crecimiento normal de mi barriga y las visitas al medico sin miedo a que me descubrieran. Todo estaba marchando con normalidad. Mi vida en Ozu se me hizo una rutina y tenia tranquilidad con mi pequeño bebé creciendo en mi interior.

-hime..-me gire a ver a mi abuela que apenas podia ya con los quehaceres del santuario, yo con mi barriga ya enorme me acerque rápidamente como pude a ayudarla con una pila de amuletos que llevaba en sus brazos.

-No es necesario, ya tienes suficiente con el bebé-me decía esta con cariño, pero de igual forma le quite peso y tome los amuletos, que con su avanzada edad apenas podia con ellos.

Nueva facetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora