Prologo

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La vida ya no valía tantas penas.

Estaba cansada de vivir entre la valentía de seguir luchando y la valentía de irse de este mundo.

Iba a saltar.

—¿Quieres un cigarro antes de hacerlo?—interrumpió una voz a su espalda

Todo su cuerpo temblaba, se encontraba completamente nublada, inmersa en su interior, mirando al vacío en el cual pretendía sumergirse. Sabía que le acababan de hablar, pero no estaba dispuesta a darse la vuelta, o no podía, no estaba segura.

-Ey-dijo la voz suavemente.

Le sintió tomar su mano temblorosa y firmemente tirar hacia abajo, haciéndola perder el equilibrio cayó y se preguntó si realmente lo había logrado, o así fue, hasta que se dio cuenta de que no era lo que creía, sino que había caído al otro lado del borde, siendo agarrada por unos brazos delgados, pero fuertes que la esperaban

-Epaa, cuidado, que si te mueres de este lado, el culpable soy yo —le dijo el recién descubierto chico

Ella solo podía observarlo atónita, había estado a punto de hacerlo, casi. Ya no sabía qué quería, no, si lo sabía, quería desaparecer, hacerse pequeña, por lo que lo más cercano fue ir lentamente haciéndose un ovillo contra el borde del edificio hasta quedar en su mínima expresión.

Él la imitó, sentándose a su lado y apoyando el mentón en las rodillas, sumergido durante un rato en sus propios pensamientos, dándole el tiempo a ella para volver en sí.

—Yo soy Lucas, subí aquí a lo mismo que tú pero bueno, tuve algunos contratiempos de forma ahogada, mirándola de reojo

-Eso explica el dolor en tus ojos

Él se sorprendió, eran las primeras palabras que le dirigía aquella chica que quería morir, palabras profundas y coherentes dentro del estado de ausencia en el que parecía estar

-¿Cómo dijiste?

—dije que eso explica el dolor en tus ojos —le respondió ella girando la cabeza, encontrando su mirada con la de él— eso, y la calma en tus acciones

- Ya sé lo que haces, querida desconocida, es más fácil analizar los problemas de otros que pensar en los tuyos propios, ¿no? - No lo había pensado tanto, pero tenía razón, analizarlo a él la había sacado de su propia cabeza

-soy Amanda, tienes ese cigarro?

-a sus órdenes-se inclinó un poco hacia ella y sacó un encendedor y una cajetilla de cigarros de su bolsillo trasero, encendió uno poniéndolo en su boca y se lo pasó a ella.

-¿cómo terminaste aquí? —le miró curioso él

-lo mismo preguntó—le dijo desafiante ella

—¿una historia por otra? —dijo ofreciéndole la mano

—Trato, querido, extraño —respondió tomándosela

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Hola, holaa, este es el inicio de esta aventura, les agradeceria muchisimo si pudiesen dejar su estrellita y comentarios constructivos❤️

La noche al bordeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora