Rechazo

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Era un día soleado en Londres, y el aire estaba cargado de una mezcla de emociones. La batalla entre el bien y el mal había dejado a Aziraphale y Crowley en una encrucijada. Se encontraban en el mismo lugar donde solían compartir momentos, ese pequeño café donde la humanidad parecía detenerse por un instante.

Aziraphale miraba por la ventana, su mente lleno de pensamientos sobre la oferta de Metatrón. Sería tan fácil, tan tentador. Pero… ¿a qué costo?

—Crowley —dijo Aziraphale, girándose hacia su amigo—, he estado pensando mucho en lo que Metatrón me ofreció. Ser un arcángel, volver a los cielos... Pero no sé si realmente quiero eso.

Crowley, que había estado observando a Aziraphale con una mezcla de ansiedad y esperanza, se acercó un poco más. —¿Y qué es lo que realmente quieres, ángel?

Aziraphale dudó por un momento. —Quiero estar aquí, contigo. Pero… mi deber es importante.

—¿Importante para quién? —interrumpió Crowley, su voz llena de una intensidad que hacía tiempo no mostraba—. ¿Para los cielos que te han ignorado durante tanto tiempo? ¿O para los humanos que no comprenden lo que es el amor?

Las palabras de Crowley resonaron en el corazón de Aziraphale como un eco profundo. Se dio cuenta de que lo que más deseaba no era regresar al cielo ni cumplir con las expectativas celestiales; lo que realmente anhelaba era estar al lado de Crowley, ese demonio que había desafiado todas las reglas.

—Tienes razón —dijo finalmente Aziraphale—. Siempre he sentido que hay algo más grande entre nosotros, algo que va más allá de las etiquetas de ángel y demonio.

Crowley sonrió con una mezcla de alivio y felicidad. —Entonces, ¿qué estás esperando? Di que no a Metatrón.

Aziraphale sintió el peso del mundo levantarse de sus hombros. —No puedo seguir huyendo de lo que realmente quiero.

En ese instante, la figura imponente de Metatrón apareció ante ellos, su presencia llenando la habitación con una energía palpable. —Aziraphale, has tomado tu tiempo. La decisión está hecha… ¿verdad?

Aziraphale miró a Crowley, quien le devolvió una mirada llena de amor y desafío. —Metatrón… he decidido rechazar tu oferta.

El arcángel frunció el ceño. —¿Rechazar ser uno de los más altos? Te ofrezco un lugar en los cielos.

—Y yo rechazo ese lugar —respondió Aziraphale con firmeza—. He encontrado algo mucho más valioso aquí en la Tierra: mi libertad y mi amor por Crowley.

Crowley sintió un torrente de emoción; nunca había imaginado que escuchar esas palabras sería tan liberador.

Metatrón se sorprendió por un momento antes de recuperar su compostura. —Esto es insensato, Aziraphale. Estás arriesgando todo por un demonio.

Pero Aziraphale no retrocedió. —No es solo un demonio; es mi amigo… y algo más. He aprendido que el amor no conoce fronteras ni jerarquías celestiales.

Metatrón soltó un suspiro resignado antes de desaparecer en una nube brillante, dejando a Aziraphale y Crowley solos nuevamente.

Ambos se miraron durante unos momentos eternos antes de estallar en risas nerviosas. Crowley dio un paso hacia adelante y tomó la mano de Aziraphale con suavidad.

—¿Así que somos libres ahora?

Aziraphale sonrió con calidez. —Sí… libres para estar juntos.

Y así fue como se selló su destino: dos seres opuestos decidieron caminar juntos por el sendero del amor humano, desafiando todas las expectativas del cielo y del infierno.

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One-Shots (Aziracrow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora