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El sol brillaba intensamente en el jardín donde se celebraba la boda, las flores estaban perfectamente arregladas y el aire olía a frescura y felicidad. Aziraphale, con su impecable traje blanco, se encontraba observando a los novios intercambiar votos. Su corazón latía con alegría por ellos, pero un pequeño vacío le recordaba que había algo más que deseaba en su vida.
Crowley, por otro lado, estaba allí vestido de negro, como siempre. Se movía entre los invitados, con su característica sonrisa pícara, mientras se servía una copa de vino de una botella que había "tomado prestada" de la mesa del banquete. Al ver a Aziraphale perdido en sus pensamientos, no pudo evitar acercarse.
-¿Qué te preocupa, ángel? -preguntó Crowley, inclinándose un poco hacia él.
-Nada en absoluto -respondió Aziraphale con un tono que no convenció a nadie-. Solo... me alegra ver a dos personas tan enamoradas.
Crowley lo observó detenidamente y luego sonrió. -Es bonito, ¿verdad? Pero también puede ser un poco... frustrante.
Aziraphale levantó una ceja. -¿Frustrante? ¿Por qué?
-Porque uno empieza a pensar en lo que podría haber sido -respondió Crowley, su mirada intensa fija en Aziraphale.
El ángel sintió que su corazón se aceleraba. En ese momento, algo cambió entre ellos. Las risas y la música de la boda se desvanecieron mientras se miraban fijamente.
-Crowley... -murmuró Aziraphale, sintiendo el peso de las palabras no dichas entre ellos.
Crowley dio un paso más cerca y tomó la mano de Aziraphale entre las suyas. -A veces pienso que deberíamos dejar de ignorar lo que realmente sentimos el uno por el otro.
Aziraphale sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo. -¿De verdad crees eso?
-Lo creo más que nunca -respondió Crowley con sinceridad-. Quizás deberíamos empezar nuestra propia historia.
Y así, bajo el cielo azul y los ecos lejanos de la boda, Aziraphale se inclinó hacia Crowley y sus labios se encontraron en un suave pero electrizante beso. En ese instante supieron que no necesitaban más ceremonias ni votaciones; tenían todo lo que necesitaban el uno en el otro.
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