One-Shots (Aziracrow)

Flores Amarillas

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El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. Crowley, con su inconfundible estilo, se encontraba apoyado en el marco de la puerta de la librería de Aziraphale. A pesar de su naturaleza demoníaca, había algo en ese momento que lo hacía sentir… humano.

Aziraphale salía de entre los estantes, una sonrisa iluminando su rostro cuando vio a Crowley. Pero lo que realmente captó su atención fue el ramo de flores amarillas que su pareja sostenía con una mano, como si fueran un tesoro.

-¿Para mí?- preguntó Aziraphale, sus ojos brillando con sorpresa y alegría.

-Por supuesto,- respondió Crowley, con una sonrisa pícara. -Son girasoles. Simbolizan la adoración y la lealtad. Pensé que eran perfectos para ti.-

Aziraphale tomó las flores con delicadeza, sintiendo cómo su corazón se llenaba de calidez. -Son hermosas,- dijo, inhalando el dulce aroma que emanaban. -Pero no necesitas darme nada para demostrar cuánto te importo.-

Crowley se encogió de hombros, acercándose un poco más.-Tal vez no, pero me gusta hacerte sonreír,- murmuró, inclinándose para darle un suave beso en los labios. El atardecer iluminaba sus rostros, creando una atmósfera mágica a su alrededor.

Mientras el cielo se oscurecía lentamente, Crowley tomó la mano de Aziraphale y juntos se sentaron en un viejo banco frente a la librería. Conversaron sobre todo y mientras las estrellas comenzaban a brillar en el cielo nocturno.

-Siempre quiero hacerte feliz,- dijo Crowley al final, mirando a su amado con ternura.

-Y yo siempre estaré aquí para ti,- respondió Aziraphale, apretando suavemente las flores contra su pecho.

El amor entre ellos era tan brillante como el atardecer que habían compartido, y sabían que cada día sería una nueva oportunidad para celebrar lo que tenían juntos.

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