3~Furia

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Una vez a salvo en el santuario de su salón privado, el velo de serenidad calculado de Ah Young se desvaneció. Dejó escapar un suspiro dramático, dejándose caer con indolencia estudiada sobre uno de los lujosos sofás de cuero italiano.

—¡Aigo! Esa mujer sí que tenía pulmones—exclamó, con un deje de aburrimiento en la voz—Casi me deja sorda con sus gritos.

Un silencio incómodo se apoderó de la habitación. La amenaza tangible de la madre de Hye Mi, la promesa de venganza que resonaba en sus palabras, flotaba en el aire como un fantasma.

Ji Hye, incapaz de soportar la tensión por más tiempo, rompió el silencio con la brusquedad que la caracterizaba.

—Su hija está en mi lista—anunció, su voz se encontraba fría y desprovista de remordimiento. 

Todos los ojos se volvieron hacia ella,  expectantes. Jun Sel, con una ceja arqueada, fue el primero en hablar. 

—¿Y a qué se debe el honor de estar en la  lista negra de Ji Hye?

—Esa... esa mocosa tuvo la audacia de burlarse de mí—escupió Ji Hye, su rostro se contorsionó en una mueca de desprecio—Había sacado mejores notas que yo en el último examen de química,  ¿se lo imaginan?

Las comisuras de los labios de Do Yun se curvaron en una sonrisa cruel. 

—¡Oh!, la tragedia—murmuró con sarcasmo—La plebe desafiando el orden natural de las cosas.

—No es gracioso, Do Yun—lo reprendió Seo Yeon, siempre la voz de la razón,  aunque en esta ocasión su reproche carecía de su fuerza habitual. La sombra de Hye Mi, de su desaparición, parecía cernirse sobre ellos, empañando incluso la frivolidad más calculada.

—Cuéntanos, Ji Hye— La mente estratégica del grupo, Min Suk,  necesitaba todos los detalles, todas las piezas del rompecabezas, para poder evaluar la situación.

Ji Hye, disfrutando de la atención, se acomodó en su asiento y comenzó a relatar su encuentro con Hye Mi.

Flashback:

La sala de clases olía a sudor juvenil y a desesperanza. Ji Hye, obligada a asistir a una clase con los "plebeyos" debido a una ausencia estratégica (y totalmente justificada) en su clase de química para la élite, se sentía como una criatura exótica atrapada en un zoológico de segunda.

—¿Qué hace Ji Hye aquí?—susurró una chica a su amiga, con su voz cargada de la mezcla de fascinación y temor que la élite de Oakhaven inspiraba en los demás estudiantes.

—Los de la élite solo se dignan a pisar esta clase cuando faltan a sus clases especiales—respondió la otra, con un deje de amargura en la voz.

Ji Hye, haciendo un esfuerzo monumental para ignorarlas, se concentró en su libro de texto. No estaba de humor para los juegos de siempre,  para las miradas curiosas y los susurros cargados de veneno.

—¿Qué es lo que la hace tan especial?—continuó la primera chica, incapaz de contener su curiosidad—¿Sus bajas calificaciones?

La pregunta, pronunciada en un tono deliberadamente alto, resonó en el silencio sepulcral de la sala de clases. Ji Hye sintió cómo la sangre le subía a la cabeza, calentándole las mejillas.

—Estás loca—susurró su amiga, pero ya era demasiado tarde.

—¿¡Qué!?—exclamó la primera chica,  levantando aún más la voz—¡Tengo mejores notas que ella!

La sala de clases entera se quedó en silencio, todos los ojos se fijaron en Ji Hye y su desafiante interlocutora. La tensión era palpable, como una cuerda de piano a punto de romperse.

Secretos encriptados (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora