Capítulo 5: [Un camino entre árboles y alas] (3)

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Parte 3


El bote de Ergon, el Talavalery, es bastante grande si se compara con los demás en el río. Zeila estuvo negociando con varios alados para el transporte de su grupo, inicialmente pensando que tendrían que pagar por dos vehículos; sin embargo, este hombre apareció como por milagro.

—Si no hubieses llegado, quizás cuánto dinero tendríamos que gastar. ¡Es el destino! ¡Muchas gracias, destino! —exclama la Shezenvalery, levantando su mano mientras se sube al gran bote.

Siguiendo a la guerrera de Urak, el resto de sus compañeros aborda el vehículo. Zebires, no estando acostumbrado al brusco movimiento que cada persona ocasiona al subirse, se siente incómodo e inseguro.

«Se tambalea demasiado, ¿eso está bien?»

—Descuida, chico —comenta Ergon, sonriente—, he estado usando este bote durante cinco años y nunca he permitido que mis pasajeros caigan al agua.

Ludy y Zeila reaccionan a su comentario, pero no dicen nada al respecto. Kinna los observa, curiosa, sin comprender cuál es su preocupación. Siguiendo sus intenciones, Alfgane es quien pregunta.

—¿Solo cinco años? Para vuestra avanzada edad, es curioso ver que lleva tan poco tiempo en el negocio.

—Antes me dedicaba a otra cosa. Digamos que es más un pasatiempo que tengo después de mi retiro. Muchas cosas sucedieron durante el dominio del imperio y el período de posliberación... —El Talavalery desconecta la cadena que ataba el bote al muelle y comienza a remar—. Por cierto, ¡qué increíble habilidad tiene, señorita! Es la primera vez que escucho de alguien conectando los pensamientos de los demás. La investigación de la magia sí que ha llegado lejos, ¿eh?

—Vaya, «señorita». Me halagáis, señor. Estoy algo avanzada de edad ya.

Los enviados de Erijofen se quedan mirando a la mujer, expresando una mueca. Pocas son las personas que pueden jactarse de vivir durante miles de años y mantener una apariencia juvenil. Aunque hasta el momento, la Bruja de la Vida no ha enseñado su rostro a sus compañeros.

Tal como ha mencionado el alado, Alfgane ha conectado el pensamiento de Zebires con él para facilitar su comunicación. Sin embargo, según el acuerdo con Kinna, esta Kaevalery no tiene permitido escuchar los pensamientos del barquero sin su permiso; promesa que mantiene mientras el dueño del bote no muestre hostilidad hacia el grupo.

La corriente del río comienza a arrastrar el vehículo, acelerando lentamente. Al ser la primera vez del asesino, este se mantiene tenso, afirmándose de ambos lados del bote. Al contrario, las Zhana están maravilladas por la experiencia, observando el cambio del paisaje mientras se mueven. Quien se preocupa por ellas es su creadora, sujetándolas con firmeza para que no se separen del grupo.

—Un poco más adelante comenzará la verdadera corriente —advierte Ergon.

Los pasajeros levantan su cabeza.

—¿Verdadera corriente?

El Talavalery no necesita responder. Al cabo de unos minutos, el barco comienza a moverse bruscamente, tambaleándose de lado a lado. Su velocidad es muy superior a lo que están acostumbrados y la mayoría de los viajeros entra en pánico.

Subidas y bajadas, con pequeños saltos, les revuelven el estómago, experimentando la extraña sensación de su alma salir y volver a sus cuerpos. En realidad, sienten el vértigo producto de los movimientos constantes, pero no es algo a lo que se pueden detener a pensar.

Los ríos de Argend, estando controlados parcialmente por la magia, son un medio de transporte bastante veloz, pero mucho más inseguro que cualquier animal que hayan montado alguna vez en el pasado.

Exhekar Tales VI: El Asesino & El AquelarreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora