Capítulo 4: [El duro viaje intercontinental] (1)

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Parte 1


Cuando las nubes se disipan y no hay rastro de la federación en los alrededores, el grupo de viajeros decide partir de la capital de Lamanica. El soberano no está feliz de dejarlos ir sin poder reclutar a alguno de ellos, pero no puede insistir viendo el rostro ansioso de la llamada Calamidad Andante.

El vehículo ha sido modificado por Ludy en lo que duró la lluvia, moviéndose con mayor facilidad y sin tanto traqueteo. Alfgane agradece secretamente esta modificación, pues ha estado doliéndole el trasero después de cierto tiempo de viaje.

Tardándose dos días menos de lo esperado gracias a los caminos despejados y arreglados en Lamanica, el inusual conjunto de dos brujas, dos guerreros, un asesino y varias Zhana finalmente llega al puerto de Meradona, el más grande del continente Adatakrán.

—¡Un puerto!

—¡Huele feo!

Las Zhana observan, maravilladas, el escenario frente a sus ojos. La ciudad mantiene una arquitectura similar a la de la capital; sin embargo, los bienes vendidos y la vestimenta usual de sus habitantes es completamente diferente.

El olor al mar viene junto a su fresca brisa, lo que llama mucho la atención de las pequeñas. Urjabest, la Zhana de cabello bicolor es la única que parece estar pasándolo mal debido al hedor de los pescados en el mercado.

—Debería haber un par de barcos que vayan a Erijofen pronto según la información que he recopilado —dice Ludy—. Aprovecharé de vender nuestro transporte, no lo podemos llevar a Argend. Iré a ver qué tal. ¿Quién me acompaña?

—¡Yo voy, yo voy! —exclama Metabi, posándose entre las orejas del Canidal.

Nadie más parece querer seguir a este hombre perro, cosa que se la toma a mal y se va, gruñendo.

Los otros miembros del grupo se separan en el mercado del puerto, queriendo observar los productos en venta. Kinna y Zebires están especialmente interesados en ello. Aunque esta vez no es la influencia de su curiosidad innata como Sofry, pues la «niña» solo desea comer y el asesino está en busca de una herramienta que le sirva como arma en caso de verse envuelto en un combate acuático.

En una extraña coincidencia, estos dos miembros de la misma especie terminan caminando juntos entre las tiendas. Los artículos de pesca y los puestos de comida están uno al lado de otro. Según la explicación de uno de los transeúntes, es para promover la pesca: los visitantes comen las delicias del mar y luego desean preparar sus propios platillos con ingredientes atrapados por ellos.

«¿Para qué querría una ciudad costera promover la pesca por parte de sus visitantes?»

—Quizás es una temporada de abundancia.

«No suena como algo con mucho sentido.»

—Lo sé, pero, ¿qué importa? La comida es deliciosa.

Zebires se arrepiente de esperar mucho de la pequeña. Si bien ha vivido sus años, esta chica Sofry no está del lado sabio entre los inmortales; parece que simplemente disfruta su vida tal cual es. Estar viviendo junto a Alfgane le ha dado expectativas demasiado altas hacia otras brujas.

De pronto cae en cuenta que algo no está bien. Se supone que esta niña no es capaz de leer sus pensamientos debido al bloqueo que tiene hacia la habilidad de la Diosa.

«¿Cómo es que puedes escuchar mis palabras? ¿Puedes controlar mejor tu poder ahora?»

—Me gustaría decir que es el caso, pero no es así. No estoy escuchando tus palabras, sino que las veo.

Exhekar Tales VI: El Asesino & El AquelarreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora