𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 25

139 21 14
                                    

Un omega de cabellos rojizos llevaba entre sus manos una carta que había escrito con anterioridad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un omega de cabellos rojizos llevaba entre sus manos una carta que había escrito con anterioridad. Su plan era dejarla frente a la casa de Miyeon e irse sin más, pero su plan se vio arruinado cuando una niña de 8 años abrió la puerta y lo vio intentado escapar.

- ¿Quién es usted? - La niña lo veía con curiosidad y buscando una explicación del qué hacía ahí.

- ¿Esta es la casa de Kim Miyeon? - Ni-ki se encontraba inquieto ahora que había sido descubierto.

- iOh, sí! Es mi hermana. El no está en casa,
¿quiere esperarlo? - La pequeña se había hecho a un lado para darle espacio y así el omega entrara a la casa pero este negó.

- No, descuida. Yo ya me voy, gracias. -
Guardó en su bolsa trasera el sobre de la carta. Tal vez otro día se la entregaría.

- Espere, ¿cómo se llama? Así puedo decirle a mi hermana quién lo vino a buscar. - Esta vez la niña le sonrió dejando ver un pequeño hueco por la falta de uno de sus dientes de leche.

Ni-ki hizo una mueca desistiendo entre si decirle o no su nombre. Optó que era mejor irse dejando a la niña en la puerta gritando porque se detuviera pero no hizo caso.

Siguió de largo arrepentido por haber sido un patético.

Ni siquiera pudiste decirle tu nombre a una
nina, (como esperas afrontar lo que vendra
si entregas esa carta?

Se regañaba a sí mismo caminando sin rumbo fijo, acompañado de la soledad.

Luego le agradecería a Jay por haberle mandado la dirección de la casa de
Miyeon.

Resulta que Jay era primo de un amigo, de un vecino de la tía de un chico que estudiaba en el mismo salón que Sunghoon, gracias a esa cadena de conocidos pudo llegar hasta donde estaba pero no había servido de nada si no pudo dar esa carta.

Mientras mas avanzaba, más mal se sentía, y solo tenía dos opciones: seguir lamentándose lo que restaba del día o hacer algo para no pensar en eso. De ambas opciones solo la primera le llamaba la atención, llegaría a casa y se pondría a llorar como un pequeño niño.

Estaba en la parada de autobús en espera de aquel que lo llevaría a casa, se encontraba solo hasta que un alfa llegó a su lado. Iba todo vestido de negro y por alguna razón su aroma le recordaba al chico que había visto en la mañana. Tal vez eran alucinaciones suyas.

- ¿Sabes cuánto tiempo tarda en pasar el transporte? - El chico alto le había hablado y no solo su presencia se hacía notar por aquella aura, también el tono de su voz y el color rosa de su cabello.

- Yo creo que tardará unos veinte o veinticinco minutos. - Le respondió con cortesía el omega.

Un "umh" fue la única respuesta que escuchó.

- ¿Cómo te llamas? - Intentaba ser amable. La verdad era que se aburriría de esperar por tantos minutos solo y quería hacer amigos.

- No te importa. - Aquel alfa llevó las manos hasta sus bolsillos viendo hacia el frente. Por lo visto no tenía ganas de hablar.

𝑶𝒍𝒐𝒓 𝒂 𝒎𝒂𝒓𝒊𝒉𝒖𝒂𝒏𝒂 (𝑯𝒐𝒐𝒏𝒌𝒊) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora