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CAPÍTULO SIETE:

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15 de Septiembre 2024Bakú, Azerbaiyán

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15 de Septiembre 2024
Bakú, Azerbaiyán

Las calles de Bakú vibraban con el rugido de los motores. Desde el palco, Martina, Bizarrap, Gastón y Camila observaban con tensión el arranque de la carrera. Las luces se apagaron y los monoplazas salieron disparados. Camila tenía el corazón en la garganta; la adrenalina la consumía. Franco había comenzado en la octava posición, y la ciudad de Bakú parecía más caótica que nunca con esos autos a toda velocidad.

—Vamos, Colapinto, ¡esto es tuyo! —gritó Bizarrap, animando a su amigo.

Franco se mantenía firme en el octavo puesto, a casi diez segundos del líder, Charles Leclerc. Martina miraba la pantalla gigante, siguiendo cada movimiento de su hermano.

—Está aguantando bien, todavía tiene tiempo —comentó Gastón, inclinándose hacia Camila, quien no apartaba los ojos del circuito.

—Sí, pero tiene que mantenerse cerca —respondió ella, mordiéndose el labio. El sonido de los motores resonaba por todo el circuito, pero en ese momento, para ella, todo parecía más silencioso. Había mucha expectativa sobre cómo Franco manejaría la presión en su segunda carrera de F1.

Depronto Franco estaba cada vez más cerca de Fernando Alonso, en el puesto siete. Martina, que estaba sentada al borde del asiento, se inclinó hacia Bizarrap.

—Está cazando a Alonso, lo tiene a tiro. ¡Vamos, Franquito! —dijo con una mezcla de emoción y nerviosismo.

—Solo necesita ser paciente —añadió Bizarrap, sin quitar los ojos de la pantalla—. Este es su momento.

Camila apretaba las manos con fuerza, contenida. La carrera recién comenzaba, pero ya podía sentir la tensión creciente. Franco estaba peleando en su segunda carrera en la Fórmula 1, y lo hacía con una madurez que la impresionaba.

Para la vuelta once, Franco entró a boxes y el equipo Williams ejecutó el cambio de neumáticos en 2.7 segundos. Fue un pit stop rápido, pero el joven argentino cayó al puesto 15. Martina soltó un suspiro largo, aunque trataba de mantenerse optimista.

—Todo bien, todavía hay margen —dijo, cruzando los dedos. Pero en su rostro se veía la preocupación.

—Sí, todavía puede remontar. Es parte de la estrategia —añadió Gastón, aunque su tono no era tan convincente.

Camila asintió, manteniendo la mirada fija en las pantallas, donde los autos volaban por las calles de Bakú. Aunque confiaba en Franco, sabía que el margen de error era mínimo en una carrera como esa.

Tuvieron que pasar unas vueltas hasta que  los demas monoplazas entraban a boxes, Franco subió hasta el puesto 11. Lo que hizo que Martina pegara un pequeño salto en su asiento.

acelerando el destino ─ franco colapintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora