IX: Las cosas peligrosas

0 0 0
                                    

La madrugada de hoy es especialmente oscura, no sé con exactitud qué hora es, pero siento que son más de las tres, no estoy seguro de por qué.
Hace unas horas me desperté a un lado de la autopista, no sé que hacía allí ni cómo llegué, pero tengo un dolor en la cabeza que no hace más que aumentar. Casi no veo nada por la oscuridad y ese ruido incesante no me deja pensar en nada más.
El ruido ya estaba allí cuando desperté o puede que fuera la causa. Parece algo que se arrastra por la hierba del bosque a varios metros de la carretera. Conforme avanzan los minutos lo escucho cada vez más claro y cerca de mí. Lo que sea que hace ese espantoso ruido viene a por mí, estoy seguro. Por eso corrí a lo largo de la autopista, huyendo, pero mientras más me alejaba el ruido de arrastre se hacía más veloz, añadiéndosele una respiración entrecortada que definitivamente no era humana.
Cuando tuve que parar por el cansancio en las piernas y la falta de aire, después de pasar una estación policial abandonada y en ruinas, noté que el sonido disminuía la velocidad también y la respiración desaparecía; entonces me di cuenta de que mi mejor opción era ser recogido por alguno de los pocos carros que transitan a esta hora. Todavía estoy avanzando, huyendo de eso, pero ahora camino, el sonido avanza a la misma velocidad que yo.
Ha pasado un solo auto, la mujer que lo conducía iba sola y aceleró nada más verme, ni siquiera me dió tiempo a pedirle ayuda.
Sigo caminando por otro buen rato, con la única compañía del ruido. A la distancia veo una luz, es un auto, está vez si voy a detenerlo.
Me paro en el medio de la calle, el auto se detiene a solo centímetros, el conductor es un hombre, va solo, le pido que me lleve o eso creo, me deja montar.
Por fin el espantoso sonido va desapareciendo a la distancia...

Ese mismo día después del amanecer...

— Sí, está muerto, estoy seguro —dijo el hombre—. Estoy a pocos kilómetros de la estación abandonada del kilómetro 75... Ok. Esperaré aquí.
El desafortunado hombre que encontró el cadáver del muchacho a un lado de la carretera volvió a su auto y se sentó a esperar a la policía.

La Gama Del Arcoiris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora