Una mujer, muy joven, caminaba desnuda sobre una llanura de cadáveres, bajo un cielo violáceo.
La luna, llena y grande como un sol, se ponía en el horizonte, alumbrando el camino interminable de miembros enredados y líquidos exudados.
La muchacha avanzaba danzarina, con pasos ligeros y cortos, las manos ondulando a los lados y el cabello, dorado y brillante, flotando a su alrededor. Era de piel sonrosada y expresión risueña.
Sus pequeños pies dejaban sus huellas marcadas en los rostros que pisoteaba, pero no se manchaban.
Debajo de ella los cuerpos putrefactos se derretían y mezclaban, fundiéndose en capa tras capa, dando forma a la Tierra.
Cuando la luna desaparcía en el horizonte, llevándose la luz, la muchacha se detuvo y, escondida de la luna, hundió un brazo en el amasijo de masa, huesos y sangre.
De la inmundicia sacó un cadáver que respiraba todavía, apenas un trozo de hombre.
Entre las manos blancas se escurrían los restos de un rostro masculino que ya no poseía nariz ni cejas ni orejas, solo la boca y un ojo.
El ojo entre las manos se posó en un pecho de la muchacha, redondo y rosado, antes de reventar y rezumar por la cuenca convertido en un líquido blanco.
Ella juntó sus labios con los del cadáver en un beso que apenas fue un roce, una caricia desenfadada.
Un gemido salió liberado de los restos.
Y después, nada, solo silencio.
ESTÁS LEYENDO
La Gama Del Arcoiris
Historia Corta"Cuando te hayas consolado, te alegrarás de haberme conocido" El principito, Antoine de Saint-Exupéry Recopilación de relatos e historias cortas.
