Capítulo 4

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Me levanté temprano, Heng hizo el desayuno para mí antes de irse al trabajo, dejó una nota en el mesón diciendo que me amaba, al leerlo no pude sentir la emoción que me hacía sentir antes, solo fue... no me causó emoción.

Al terminar de hacer mis cosas fui a la cafetería como todos los días, había olvidado que me encontraría con Becky, al llegar la vi sentada en la misma mesa que estuve ayer.

-Llegas tarde. -Dice dándome la espalda.

-Buenos días para ti también, ¿cómo sabías que era yo?.

-Ese aroma a vainilla solo lo tienes tú.

-Que detallista. -Digo mientras me siento en la silla que estaba al frente de la suya.

-Así soy con las cosas y personas que me interesan. -Me miraba muy seria.

-Me gusta más tú sonrisa que tu rostro serio. -Digo moviendo mi cuerpo un poco hacia adelante y recargando mi cabeza en una mano.

-¿Me está coqueteando señorita Chakimha?. -Ahí estaba su sonrisa nuevamente.

-¿Te gustaría que lo haga?. -Mordí mi labio inferior.

-Me encantaría. -Mira mis labios y se muerde el suyo también. -Río bajo y niego con la cabeza. -Cuidado Freen, estás jugando con fuego y te vas a quemar.

-Puede ser. -No sé qué me hace esta joven, jamás había sido así, ni con mi esposo, es verdad... tengo esposo. -Lo siento, creo que debo retirarme. -Me levanto de la silla y salgo de la cafetería.

-¡Espera Freen!. -Escucho que viene atrás mío, pero no paro, camino al parque que está al frente con más velocidad. -¡Freen!.

¿Qué estoy haciendo?, no puedo continuar con esto, puede que ahora sea un coqueteo inocente, pero... ¿Y si en algún momento sube de nivel?, no podría hacerle ese daño a mi esposo.

Comienza a llover, el parque está vacío, nadie viene en los días que está así el clima, pero para mí estos son los días perfectos.

-Freen, al fin te alcanzo, ¿qué pasó, por qué corriste así?.

-Porque esto debe parar, señorita Armstrong usted es una joven hermosa y muy talentosa, pero es muy joven y quizás aún no comprende, pero yo estoy casada, no puedo seguirle el juego en ese coqueteo inocente, soy mayor que usted, tengo esposo, una vida seria, usted solo está en esta ciudad por trabajo, su hermano es amigo de mi esposo, yo tengo mi vida hecha, tengo esposo.

-Freen, dijiste como mil veces que tienes esposo, creo que lo dices más para convencerte a ti misma que a mí, porque en el fondo igual lo deseas, puede que sea más joven, pero la diferencia de edad no importa, además, es muy poca. -Se cruza de brazos y me mira con el ceño fruncido.

-Señorita Armstrong...

-Dime Becky.

-Becky, esto no es correcto, debe dejar de coquetearme.

-Puedo hacer lo que quiera, es tú decisión querer o no. -Me guiña un ojo.

Ella sabía que si quería, ambas lo sabíamos, al igual que teníamos a otras personas en nuestras vidas, pero poco nos importó con el tiempo, pensé o quizás ambas lo hicimos que sería solo atracción, que luego de satisfacer nuestros deseos carnales todo quedaría en el olvido, cada una iba a seguir con sus vidas, eso era lo que deseaba, mentira, así no era, pero ninguna lo entendió en ese entonces.

Cada vez que estaba a su lado todo desaparecía, olvidaba mi realidad, solo éramos Becky y yo.

Así fue lo que sucedió en ese momento, solo nosotras bajo la lluvia, nada ni nadie nos interrumpía, nos mirábamos a los ojos, intentado comunicarnos sin palabras, no sé qué ocurrió conmigo, mi mente quedó en blanco y di ese paso, el que me llevaría a muchos problemas en el futuro, el primer paso a convertirme en alguien que jamás pensé.

Me acerqué a ella y la besé en los labios, desde que la vi por primera vez quería saber cómo se sentían esos hermosos labios, era suaves y dulces, eran muy adictivos.

Sostuve su rostro para no separarnos, ella puso sus manos en mi cintura y me atrajo más para que nuestros cuerpos quedasen sin espacios entremedio.

Nos separamos por falta de oxígeno, la miré con terror.

-No te arrepientas ahora, fue un momento perfecto, no lo arruines con tus culpas, debes admitir que te gustó tanto como a mí. -Becky sabía perfectamente lo que ocurrió en ese momento en mi cabeza.

-No fue correcto señorita, debe disculparme. -Retrocedí.

-Pero te gustó. -Sonrío.

Un Amor Eterno. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora