₊˚.༄🪞. 𝙡𝙚𝙜𝙖𝙙𝙤 ❞
| Aeryɴ Jo, lα cнιcα odιαdα,
мαldιтα, нιjα de ғαυɴoѕ, ғυтυro de Nαrɴια.
Edmund Pevensie amaba a Emersyus.
Pero ella nunca pudo corresponderle.
Siglos después, encuentra a Aeryn Jo,
una desastrosa copia de su antepa...
...Alma que fuera fácil dominarla Con sólo un corazón que se partiera Para en su sangre cálida regarla. ( Alfonsina Storni )
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PARTE III. 07 ▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
ESTABA SOÑANDO CON LA CABAÑA otra vez.
Había pasado unos meses desde la última noche que no pudo descansar en paz, hasta creía que se había ido esa habilidad para siempre, pero no fue así.
Siempre que Aeryn Jo entraba en esa diminuta cabaña sin ventanas o puertas, se topaba con un pequeño espejo en una esquina de la pared. La primera vez se sobresaltó al ver reflejada a una mujer que, aunque físicamente era idéntica a ella, con más edad y los cuernos intactos, no era su imagen reflejada. Esta desconocida solía entablar conversaciones con Aeryn Jo, preguntándole acerca de su vida pasada y de sus desdichas actuales. Y al final de cada encuentro, la misteriosa mujer intentaba convencer a Aeryn Jo sobre un supuesto gran legado y propósito en la vida, algo que a la joven le importaba muy poco.
—Tienes que protegerlo cuando llegue, él también lo hará por ti.
Se lo había dicho hasta el cansancio desde que la conoció, pero se reusaba ya que todavía no creía que ella era real.
—¿Ah sí? ¿ Y por qué no estuvo aquí antes, cuando me quedé sin nada y no ahora que hice mi propia vida?
Por más que Emersyus lo deseara, no podía ayudarla fuera de esos momentos juntas, y por eso comprendía que la chica se había dado por vencida hace mucho tiempo.
—... Mi amor, esto ya no es vida.
Entonces volvió a la realidad.
Al otro lado de la cama, Thaddeus seguía acostado dándole la espalda. Por suerte se había quedado dormido antes de irse otra vez sin despedirse.
La ventana se había abierto por la ventisca, por lo que cubriéndose con la cobija se levantó para cerrarla, casi tropezando con su ropa tirada en el piso. Hasta ese momento, no había prestado atención a los proyectos de carpintería a medio terminar ni a las cáscaras de comida desechadas en el piso. Sin embargo, al contemplar el desorden por toda la habitación, sintió una oleada de mediocridad y culpa por cómo había descuidado su vida en los últimos años.
Hace unas horas se había sentido totalmente orgullosa y sensual por su cuerpo desnudo, pero luego regresaba a la normalidad donde se asqueaba por la formas que tenía. Pero Thaddeus no tenía por qué darse cuenta de ello, era de los pocos que aún no la creían una asesina y castigo de Aslan. En la mente de la chica, él le estaba haciendo un favor por seguir viniendo, y no estaba segura de que regresaría si ya no la viera con esa actitud altanera y confiada que le encantaba en ella.
