𝟎𝟒. 𝐕𝐞𝐧, 𝐦𝐚𝐝𝐫𝐞, 𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐚𝐧𝐬𝐚𝐫

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...Y con las hojas muertas haremos un castillo
con muros almenados en oro y amarillo,
hasta que se deshaga por sobre los jardines
(en tanto la cabeza sobre mi hombro inclines)..
( Marilina Rébora )


( Marilina Rébora )

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PARTE II. 04
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   NARCISSUS SABÍA DESDE temprana edad que un llamado de Aslan era algo sumamente importante y que no cualquiera recibía esa bendición.

Sabía que podría considerarse una de las criaturas más suertudas en el reino. Ya que, para algunos narnianos, era solo una leyenda la historia sobre cómo los cuatros reyes y el gran león habían vencido a la bruja blanca.

Ella también lo llegó a creer eso un tiempo. Pero ahora, con lo que vio en sus sueños, hizo despejar cualquier duda que podría imaginar.

Fue precisamente Aslan, no físicamente, pero con solo su voz supo que se trataba de él.

Para su sorpresa, le había pedido que fuera fuerte tras la muerte de su esposo y amigos. Ya que sería ella la que cuidaría a todos esos huérfanos que quedaron en esa desgraciada noche.

Niños que, por culpa su esposo, sus padres fueron masacrados frente sus ojos. Ciertamente, Narcissus llegó a dudar sobre los mandatos de Aslan.

No fue fácil, pero con el pasar de los años, había logrado crear una nuevo y enorme hogar, lejos de esos asesinos que se hacían llamar soldados.

Al adentrarse a las fronteras de Archenland, logró encontrar unas perfectas grutas donde esconderse. Además de contar con árboles y lagos cercas que los abastecerían en alimento. Y, aunque suene como un lugar sombrío, en él los pequeños narnianos habían pasados los años más tranquilos de su vida. O al menos la mayoría.

La Sra. Narcissus había logrado sobrevivir a su enfermedad, pasando un embarazo prácticamente tranquilo (quitando el dolor de los acontecimientos anteriores). Parecía que todo iba a mejorar, hasta que la bebé nació.

Efectivamente había sido una niña... literalmente una niña.

Sin patas de cabra, orejas alargadas o una cola. Lo único que podría diferenciarla de una humana telmarina eran los pequeños cuernos que sobresalían de su frente. Los demás niños la marginaron debido a eso creyéndola el castigo por la traición su padre, una niña que su maldición la desprendía de su parte narniana.

En cambio, su madre genuinamente pensaba que se trataba de un signo de esperanza. Por algo Aslan había permitido que naciera así, para que fuera una mamá fuerte. Tal vez por esa niña ya no tendrían que esconderse en un futuro.

La creyó tan especial que sintió que debería darle un nombre adecuado para la ocasión.

<<Aeryn Jo, la niña que haría temblar hasta al mismísimo Miraz>>

𝐋𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎 ━━━━ 𝐄𝐃𝐌𝐔𝐍𝐃 𝐏𝐄𝐕𝐄𝐍𝐒𝐈𝐄.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora