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Desperté y lo vi, estaba allí despierto mirándome.
-Buen día- le dije
-Cásate conmigo, terminemos con todo esto- me dijo
-Qué?, estás bajos los efectos del alcohol-
Él me tomó de la cintura y me llevó hasta él, estábamos los dos desnudos, completamente expuestos al calor del cuerpo del otro
-Si, pusiste siempre mi mundo de cabezas desde que apareciste en mi vida, no vamos a hacer como si esto no tendría que haber pasado, que fue un error y todas esas pavadas, lo que tratamos de ocultar sigue, por lo menos yo si se lo que siento y es lo mismo que sentí siempre, y aunque me rompiste el corazón en il pedazos y trate de odiarte no puedo-
-Makonenn siempre fuiste el hombre de mis sueños- dije
- Y ahora que soy- dijo el
-Siempre fuiste todo lo que soñé y lo que traté de olvidarte Nate-
-Entonces casémonos, ya empezamos por los hijos, terminemos con el casamiento- dijo y sonreí mientras miraba sus grandes brazos tatuados abrazándome
-Estás seguro- le dije
-Nunca estuve más seguro en la vida, lo estuve hace 16 años y lo estoy ahora nada ni nadie se opondrá viajaré para jugar y volveré, compraremos una casa para los 4 viviremos como una familia, como la que debíamos haber sido desde el minuto uno, que dices Cárter quieres ser la señora Makonenn y que este todos los días dentro tuyo y grites mi nombre-
-Si quiero- le dije y terminamos enredados en nuestros cuerpos ya no sé por qué vez íbamos

Y así fue cuando llegaron los chicos les contamos las novedades yan repentinas, los tres se pusieron felices de la novedad ya estaban mirando casas donde vivir estaban muy contentos y emocionados, al igual que yo.
También llame a June y le conté la novedad, estaba feliz, todo al que le contábamos sabía que en algún punto que eso iría a pasar.
Nate viajó para jugar el partido que tenía pendiente y se llevó a Noah con él mientras yo arreglaba algunas cosas y veía con los chicos algunas casas para mudarnos, estaba feliz, por fin las cosas se comenzaban a aclarar y por fortuna podía lograr la felicidad completa.
Pero a veces el destino es jodido y no te hace las cosas fáciles, debes luchar hasta el final.

El lunes por la mañana Oliver y Luke me despertaron ambos estaban sentados en la cama a mi lado.
-Qué pasó? - pregunté viendo a ambos
-Llama a Noah y a papá- me dijo Oliver
-Que, no entiendo qué pasa- dije tratando de despertarme
-Queremos saber que está bien-
-Me pueden contar que es lo que pasa-
-Despertamos los dos con un sensación de que algo pasó, y queremos pensar que es solo eso un mal sueño- me dijo Luke

Dicen que los mellizos compartes sensaciones y sentimientos cuando le pasa algo al otro, y jamás había pasado esto, así que decidí seguir la intuición de los chicos como mucho Nate me diría que todo estaba bien.
Llame a Nate pero no contestaba, al ver la hora me di cuenta que estaban volando camino a casa, mierda no podía ser.
-Mamá- llamó Oliver con vos de horror

Cuando fui al comedor los vi a ambos mirando la tele.
Me derrumbe en el sillón había habido un accidente de avión, una nave había caído en el medio de la selva, era le vuelo en el que iba Nate y Noah no podía ser, no podía eso estar pasando, llamé a Dallas necesitaba que alguien me ayudara en esto.
-Paris que pasó- me contesto con vos dormida
-Se estrelló el avión que viajaban Nate y Noah cayó, necesito que me ayudes a ver si están bien- le dije mientras del otro lado escuche el mismo silencio sepulcral.
-Lo haré- dijo y termino la conversación

Me abrace a los chicos mientras la tele mostraba las últimas imágenes que se veían del avión.
Los chicos estaban en silencio y a mí me temblaba el alma, mi hijo y su padre quizás estaban muertos, como en un segundo la vida te mostraba todo y te lo quitaba a la vez, parecía que estábamos predestinados a la desgracia.
June y Dallas vinieron a casa lo más rápido que pudieron, estaban tan desorientados como nosotros, mientras ya se sabía que el jugador de las panteras y su hijo estaban en el avión, todo el mundo ya hablaba de esto y empezaban a sacar los cuerpos y los pocos sobrevivientes pero en ninguno estaban ellos, mi desesperación crecía de manera que me estaba volviendo loca habían desaparecidos.
El club había puesto a disposición nuestra todas las herramientas para encontrarlos, pero nada aparecía era como que se los había tragado la tierra.

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Había pasado unos de los mejores partidos de mi vida, estar con Noah disfrutando los dos de nuestra pasión era increíble, ojalá estuvieran todos aquí, estaba volviendo a ser feliz, mis hijos y la mujer de mi vida, ya no tenía nada más que pedir, me quería retirar y disfrutar de mis hijos, de mi mujer y de esta vida que tendría que haber pasado hace muchos años.
Estaba feliz y viendo a Noah entre los jugadores y hablado con mi técnico era como vivir una película pero como protagonista.
Cuando volvimos al hotel compramos unas pizzas y vimos otra vez el partido, charlamos y disfrutamos, era asombroso estaba frente a una réplica exacta de mí cuando tenía su edad, era increíble la genética .
Teníamos que descansar el vuelo salía temprano así que pese a que Noah se enojó lo mandé a dormir, me sentía ya todo un padre y me reí.
Mientras estaba en la cama me imaginé que pasaría si le pedía otro hijo a Paris, aceptaría o me retaría, después de todo era su cuerpo y su decisión era importante, pero tenía ganas de vivir la paternidad, quería todo lo que había perdido de ver crecer su panza, cumplir sus antojos, ayudarla en todo y ver crecer a mis hijos pero todo con ella, era mi mundo entero.

En la mañana desperté y desayunamos con Noah y partimos rumbo al aeropuerto, Noah estaba incomodo, decía que tenía una fea sensación, mi madre creía en todo lo de la superstición, pero yo no, le dije que si quería nos quedábamos y tomábamos el siguiente vuelo, pero él dijo que no y subimos.
A la media hora de despegar, algo no estaba bien, el avión se sacudía de manera poco usual, no era turbulencia y de haber viajado miles de veces en aviones sabía que cosas estaban bien y que no, de pronto vi correr a las azafatas y le dije a Noah que se preparara por qué algo estaba pasando.
-Papa nos estando cayendo- me dijo mirando por la ventana

Mierda tenía razón el avión estaba cayendo y nadie hacía nada
-Vamos a estrellarnos- grité

Todos empezaron a mirar por la ventana la azafata dio las explicaciones de los que debíamos hacer, el piloto dijo que se habían apagado ambos motores y que estaba maniobrando para que el impacto no fuera mortal.
Estábamos por morir es un accidente aéreo, estaba con mi hijo al cual abracé en ese momento, había logrado por fin tener la felicidad que quería, me iba a casar, iba a compartir el resto de mi vida con la familia que siempre había querido, no me podía pasar, no con él a mi lado, hice una promesa no se cómo haría pero le entregaría vivo su hijo a su madre, pedí a todos los del cielo que me escucharan que lo dejaran vivir, que nos ayudaran de alguna manera.
-Papá no quiero morir- me dijo y lo abracé
-No te vas a morir Noah, te lo juro-

De pronto un impacto tan fuerte que me sacudió todo vi como el avión se partía a la mitad como cuerpos volaban por el aire, vi fuego, y de repente agua, miré a mi lado y lo vi a Noah desvanecido, me solté el cinturón y también el suyo estaba hundiéndose en el agua la parte nuestra lo saqué lo arrastre había fuego en el agua y seguramente combustible derramándose, necesitaba sacarlo de allí urgente antes que todo explotara.
Llegando a una de las orillas y lo levanté a Noah y lo arrastre tan lejos como pudimos, la explosión me dejó sordo, y perplejo, volví a mi hijo y noté que tenía pulso que estaba bien, lo tomé entre mis brazos y lo llevé tan lejos de allí como pude, estaba extenuado. Solo pedía que reaccionara, le pedí a Dios que lo dejara conmigo que volviera a mi.
-Papá- dijo susurrando

Era de las pocas veces que había llorado en mi vida, pero allí con sus ojitos mirándome supe que saldríamos de aquí y volvería a llevarlo con su mamá cueste lo que me cueste.

Mi mundo de cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora