Capítulo: La Llamada de Tareas

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Alastor estaba en su escritorio, rodeado de libros y papeles esparcidos por todos lados. Su computadora emitía un leve zumbido mientras abría la videollamada con Vincent, el chico más popular de la escuela. Era algo surrealista para él; nunca se habría imaginado que el chico de sus sueños, el que todos admiraban y seguían, fuera su novio.

-¿Me escuchas? -preguntó Vincent con su sonrisa pícara que siempre lograba acelerar el corazón de Alastor.

-Sí, te escucho -respondió Alastor con una pequeña risa nerviosa, ajustándose las gafas-. ¿Tienes todo listo para la tarea de química?

Vincent rodó los ojos en la pantalla, pero no con desdén, sino con esa mezcla de cansancio y diversión que Alastor conocía bien.

-¿Sabes que yo no entiendo ni una palabra de esa materia, verdad? Eres mi salvación. Sin ti estaría perdido.

-Eso te pasa por dormir en clase -dijo Alastor en tono de broma, pero en realidad sabía que Vincent siempre había tenido problemas para concentrarse en las materias que no le interesaban. No era por falta de capacidad, sino por falta de interés.

-Oye, no es que duerma en todas las clases... solo en las que no me hablas. -Vincent lanzó una carcajada, y Alastor sintió un calor en las mejillas. A pesar de ser el chico más popular, Vincent siempre lograba hacer que Alastor se sintiera especial.

-Bueno, vamos a empezar con la tabla periódica -dijo Alastor, intentando volver a concentrarse en lo académico. Comenzó a compartir su pantalla, mostrando el documento que habían preparado para el estudio-. Aquí están los elementos que debemos memorizar para mañana.

-Uh, qué divertido... -Vincent bromeó, pero sus ojos no se apartaban de Alastor en la videollamada-. Aunque creo que prefiero memorizar otra cosa...

Alastor dejó escapar un suspiro, incapaz de contener una sonrisa. Sabía que Vincent podía ser un coqueto natural, pero siempre que lo hacía en medio del estudio, lo distraía por completo.

-Si sigues distrayéndome, vas a reprobar el examen -dijo Alastor, aunque su tono era suave, casi cariñoso.

Vincent se acercó más a la cámara, como si pudiera reducir la distancia entre ellos a través de la pantalla.

-Y si me distraes tú, no me importa reprobar -dijo en voz baja, casi susurrando.

Alastor sintió un escalofrío recorrer su espalda, una mezcla de nervios y emoción. A pesar de la seguridad de Vincent, Alastor seguía siendo un manojo de nervios cada vez que tenía esos momentos cercanos con él. Todavía no se acostumbraba a la idea de que el chico más popular, el que todos admiraban, se interesara en alguien como él.

-Tienes que concentrarte... solo por esta noche -Alastor trató de mantener la compostura, aunque su sonrisa traicionaba su intento de ser serio.

-Está bien, está bien -se rindió Vincent con una sonrisa-. Por ti, lo haré.

Ambos continuaron repasando los elementos de la tabla periódica y resolviendo ecuaciones químicas. A medida que avanzaba la noche, la conversación se volvía menos formal y más relajada. Vincent hacía preguntas tontas para hacer reír a Alastor, y Alastor, aunque intentaba mantener el enfoque en la tarea, se dejaba llevar por la calidez de su voz.

-¿Sabes? -dijo Vincent después de un rato de silencio-. Me encanta que seas tan listo. Me haces querer aprender, aunque sea solo para estar contigo más tiempo.

Alastor se sonrojó de nuevo, bajando la mirada hacia su cuaderno.

-Solo trato de ayudarte... -murmuró.

-Lo haces, y mucho. -Vincent sonrió de una manera que hacía parecer que todo el mundo se desvanecía, excepto ellos dos-. Me alegra que tengamos estas llamadas... incluso si no entiendo nada de química.

Alastor sonrió tímidamente, sintiendo una conexión más allá de las palabras. A veces, las tareas eran solo una excusa para pasar tiempo juntos, pero en esos momentos, sabía que había algo especial entre ellos. Algo que iba más allá de la popularidad, los estudios o cualquier otra cosa.

La noche continuó, y aunque no todo fue sobre química o ecuaciones, ambos sabían que esos momentos eran los que hacían que todo valiera la pena.

Finalmente, cuando terminaron de repasar lo suficiente para el examen, Vincent se recostó en su cama, dejando su rostro en la cámara.

-¿Te duermes ya? -preguntó Alastor, al darse cuenta de lo tarde que era.

-Solo si sigues en la llamada -respondió Vincent con una sonrisa.

Alastor se rió suavemente, sintiendo que aunque estuvieran separados por una pantalla, estaban más cerca que nunca.

-Te cuidaré desde aquí -dijo Alastor, acomodándose también en su silla-. Solo duérmete.

Vincent cerró los ojos lentamente, confiando en la promesa de Alastor. Y esa noche, mientras las estrellas brillaban afuera, ambos se quedaron en silencio, conectados por esa extraña magia que los hacía sentirse tan cerca, incluso a través de una pantalla.

Y aunque el examen de química aún les esperaba al día siguiente, sabían que juntos podían enfrentarlo todo.

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