Las semanas que siguieron al intercambio de tareas se convirtieron en un ciclo que Alastor no pudo ignorar. Día tras día, notaba patrones que antes no le parecían importantes, pero que ahora empezaban a pesarle. Vincent, su popular y carismático novio, siempre encontraba una razón para pedirle ayuda. Si no era para una tarea de matemáticas, era para un proyecto de historia o un trabajo en grupo de biología. Al principio, Alastor se decía a sí mismo que era algo normal: Vincent tenía una vida social muy activa, y su calendario de entrenamientos de fútbol era agotador. Por supuesto, él lo ayudaría. ¿Qué novio no lo haría?
Pero con cada nueva solicitud, la incomodidad que había sentido aquel día en clase crecía.
Una tarde, después de clases, ambos estaban sentados en la habitación de Vincent. El cuarto, un caos organizado de posters deportivos, videojuegos y ropa dispersa, era un espacio familiar para Alastor. Habían pasado muchas tardes allí, entre risas, películas y momentos más íntimos. Pero esta vez, las risas parecían escasas, y Alastor se sentía más como un tutor que como un novio.
Vincent estaba acostado en la cama, jugando con el mando de su consola mientras Alastor, sentado en el escritorio, tecleaba en su computadora portátil, enfocado en una nueva investigación que tenían que entregar la próxima semana. El sonido de los botones siendo presionados se mezclaba con el murmullo constante del ventilador en la habitación, creando una cacofonía que le resultaba cada vez más molesta.
-¿Qué estás haciendo ahora? -preguntó Vincent despreocupadamente, mientras lanzaba una mirada rápida desde la pantalla de su videojuego hacia Alastor.
-La investigación para la clase de ciencias -respondió Alastor sin apartar la vista de la pantalla, sus dedos tecleando con precisión cada palabra que se le ocurría.
Vincent se estiró en la cama, dejando el mando a un lado y levantándose solo para sentarse detrás de Alastor en la silla. Comenzó a jugar con su cabello, enredándolo entre sus dedos de manera juguetona, y luego deslizó sus manos hacia las gafas de Alastor, sacándoselas suavemente y poniéndoselas en su propio rostro con una sonrisa de autosuficiencia.
-Oye, ¿te ves borroso o siempre me ves así? -bromeó Vincent, riendo suavemente mientras ajustaba las gafas en su nariz.
Alastor intentó sonreír, pero algo en su interior se revolvía de incomodidad. Mientras él hacía todo el trabajo, Vincent no parecía mostrar interés real en lo que estaban haciendo, ni siquiera en el hecho de que la investigación también era para él. Este no era el primer trabajo que hacía en su lugar. De hecho, había sido algo recurrente durante las últimas semanas: tareas, proyectos, exámenes. Siempre era Alastor quien terminaba haciéndolo todo, mientras Vincent se limitaba a distraerse o simplemente a sentarse a su lado, actuando como si el esfuerzo de su novio fuera un hecho asumido.
Vincent siguió jugando con el cabello de Alastor, despreocupado.
-Te está quedando genial, ¿verdad? -preguntó, inclinándose hacia el monitor como si revisara el progreso.
Alastor dejó de escribir. El sonido de sus dedos tecleando se detuvo abruptamente, dejando un vacío en la habitación. Sentía cómo una presión silenciosa se acumulaba en su pecho, algo que había estado reprimiendo durante mucho tiempo. Miró la pantalla, donde llevaba horas escribiendo sin que Vincent le prestara atención real. Siempre era así. Siempre era él quien trabajaba, quien pensaba, quien se esforzaba por los dos.
-Vincent... -comenzó, con voz tensa pero controlada.
-¿Qué pasa? -Vincent se inclinó más cerca, acariciando el lóbulo de la oreja de Alastor con suavidad, como si su toque pudiera desviar cualquier malestar.
Pero esta vez no funcionó.
Alastor giró su silla bruscamente, apartándose de las manos de Vincent. Lo miró, con una mezcla de frustración y cansancio en los ojos.
-¿Tienes idea de lo que estoy haciendo? -preguntó, con un tono más cortante de lo que pretendía. El silencio que siguió fue palpable. Vincent parpadeó, sorprendido, como si no entendiera de qué iba todo esto.
-Sí... estás haciendo la investigación, ¿no? -respondió Vincent, con un encogimiento de hombros, claramente desconcertado por el cambio de tono de Alastor.
Alastor respiró profundamente, tratando de controlar el torrente de emociones que lo invadía.
-No, Vincent. Estoy haciendo tu investigación. Como siempre. Como todas las malditas veces -dijo, levantándose de la silla. Vincent se quedó inmóvil, aún sin comprender del todo el alcance de las palabras de su novio.
-Vamos, Al, no es para tanto. Sabes que te lo agradezco. Es solo que... tengo muchas cosas en la cabeza, y tú eres mucho mejor en estas cosas de estudios que yo.
Alastor cerró los ojos por un segundo, tratando de mantener la calma. ¿Agradecido? Esa palabra comenzaba a sonar vacía. Una excusa más. No era solo esta investigación. Era el examen de historia, el proyecto de matemáticas, la presentación de biología. Había sido todo, siempre.
-Eso es lo que haces, ¿no? -dijo Alastor, sus palabras más cargadas de emoción que antes-. Me dejas hacer todo. Las tareas, los proyectos, los exámenes. Y mientras tanto tú... solo te quedas ahí, jugando con mi cabello, con mis gafas, como si no importara.
Vincent se levantó de la cama, todavía con las gafas de Alastor en la mano, mirándolo con una mezcla de confusión y algo de nerviosismo. No estaba acostumbrado a ver a Alastor así, tan tenso, tan al borde.
-Oye, no es tan serio. Sabes que me importas, ¿vale? Solo... solo pensé que no te importaba ayudarme.
Alastor lo miró directamente a los ojos, y por un segundo, vio la genuina confusión en Vincent. Tal vez, en su mundo de popularidad y despreocupación, Vincent no entendía lo que esto significaba para él. Pero eso no cambiaba el hecho de que, para Alastor, las cosas se habían vuelto insostenibles.
-Eso es el problema, Vincent -dijo Alastor, con la voz quebrada pero firme-. No es que me importe ayudarte. Es que siento que es lo único que hago. Ayudarte, hacer tus cosas, mientras tú solo... te sientas y esperas.
Vincent intentó acercarse, pero Alastor dio un paso hacia atrás, sacudiendo la cabeza.
-No puedo más con esto. No es justo, ni para mí ni para ti. -La voz de Alastor temblaba, pero no por miedo, sino por el peso de la realidad que estaba enfrentando.
Sin decir una palabra más, Alastor recogió sus cosas de la mesa, guardó su laptop y se dirigió a la puerta. Vincent, aún asimilando lo que acababa de ocurrir, lo observaba en silencio, con las gafas de Alastor aún en su mano. No sabía qué decir, y por primera vez en mucho tiempo, se dio cuenta de que quizá había estado ciego ante lo que realmente estaba ocurriendo en su relación.
La puerta se cerró detrás de Alastor, dejándolo solo en su habitación, mientras la realidad de lo que acababa de suceder comenzaba a asentarse en su mente.
Alastor, por su parte, sintió un alivio pesado en su pecho. No quería haber explotado así, pero finalmente había sido honesto, consigo mismo y con Vincent. Ahora solo quedaba ver si eso cambiaría algo.
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RomanceAlastor tiene todas las características de un nerd. Vox es un chico popular que solo quiere pasar tiempo con su novio. Au humanos, secundaria, son pareja. Créditos de la portada a: @yuba9291 (twitter)