Capítulo: Nuevas Perspectivas

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Alastor apenas había dado unos pasos cuando sintió que una mano firme lo sujetaba del brazo. Se detuvo, aún con el corazón latiendo a mil por hora, y sin girarse supo que era Vincent. Lo escuchó respirar agitadamente, como si la desesperación le quemara la garganta.

-No te vayas así -pidió Vincent, su voz más suave ahora, casi quebrada-. Por favor, ven conmigo a mi casa. Solo... solo quiero hablar contigo, a solas.

Alastor estaba tentado a liberarse de su agarre y seguir caminando, pero algo en la voz de Vincent lo detuvo. Algo en él le decía que no se trataba solo de una disculpa vacía o de una excusa. Era algo más profundo. Sin decir una palabra, Alastor asintió lentamente y dejó que Vincent lo guiara.

El camino hasta la casa de Vincent fue silencioso, y aunque ninguno de los dos habló, la tensión entre ellos era palpable. Una vez llegaron, Vincent abrió la puerta de su habitación y dejó que Alastor entrara primero. Cerró la puerta tras él, creando un pequeño refugio donde, por fin, podrían enfrentar lo que había estado creciendo entre ellos.

Alastor se quedó de pie, mirando el suelo, con los brazos cruzados sobre el pecho como si eso pudiera protegerlo del torbellino de emociones que sentía. Vincent se apoyó contra el escritorio, observándolo con una mezcla de culpa y determinación.

-Dime cómo te has sentido -dijo Vincent suavemente, rompiendo el silencio. Su tono era honesto, sin defensas-. Necesito saberlo.

Alastor respiró hondo, tratando de controlar su voz que temblaba entre la rabia y la tristeza.

-Me he sentido... usado, Vincent -empezó, con la mirada clavada en el suelo-. Como si solo fuera bueno para hacer tus tareas, tus proyectos, para ayudarte a pasar exámenes. Y durante todo ese tiempo, sentí que tú solo... jugabas conmigo. Como si no te importara nada más.

Levantó la vista, sus ojos llenos de dolor.

-He estado haciendo todo por ti, tratando de ser el mejor novio que podía ser. Y lo único que recibía era que me tomaras a la ligera, que me trataras como si no fuera más que un accesorio en tu vida.

Vincent asintió lentamente, sus labios apretados en una fina línea. Parecía reflexionar, pero no había ni rastro de burla o indiferencia en su rostro, solo una tristeza que reflejaba el peso de las palabras de Alastor.

-Tienes razón -dijo Vincent al cabo de unos segundos, sin rodeos-. No te he tratado como te mereces. Pero -hizo una pausa, levantando la mirada hacia Alastor, sus ojos llenos de sinceridad-, tú también tienes parte de la culpa en todo esto.

Alastor lo miró, sorprendido, y una mezcla de indignación y confusión comenzó a brotar en su interior.

-¿Culpa? ¿Yo? -replicó con incredulidad, sintiendo que el enojo volvía a tomar forma en su pecho-. ¿De qué estás hablando, Vincent? Yo he hecho todo lo que pude para ti. ¡He estado ahí para ti en todo momento!

Vincent levantó una mano, calmadamente, pidiendo silencio antes de que Alastor pudiera continuar con sus recriminaciones.

-Sí, has hecho mis tareas, me has ayudado con los exámenes y los proyectos. Pero... -Vincent hizo una pausa y bajó la mirada, eligiendo cuidadosamente sus palabras-, te has centrado tanto en eso, en cumplir con esas responsabilidades, que has olvidado algo importante: estar conmigo de verdad. No me malinterpretes, sé que eres increíblemente inteligente y que los estudios son importantes para ti. Pero a veces siento que siempre estás demasiado ocupado con tus tareas, tus libros, o tus proyectos... y yo solo quería pasar tiempo contigo, con mi novio.

Alastor abrió la boca para replicar, pero las palabras de Vincent empezaron a resonar en su mente. Cerró la boca, perplejo, mientras asimilaba lo que su novio acababa de decir. Lentamente, comenzó a verlo desde otra perspectiva, como si las piezas del rompecabezas empezaran a encajar de una manera diferente.

Vincent se acercó, su mirada más suave, menos tensa.

-Cada vez que intentaba acercarme, hacer algo juntos, parecía que estabas más preocupado por las fechas de entrega que por nosotros. No lo digo para hacerte sentir mal, Alastor, pero... a veces solo quería que dejaras tus libros de lado y pasaras un rato conmigo, sin pensar en nada más.

Las palabras de Vincent cayeron sobre él como una cascada. Alastor sintió un pequeño remolino de culpa girar dentro de él, mezclado con la confusión. Había estado tan centrado en su responsabilidad, en ser útil para Vincent, que no se había dado cuenta de lo que realmente necesitaba. ¿Me enfoqué tanto en hacerlo bien que me olvidé de estar presente?

Se pasó una mano por el cabello, removiéndose las gafas, mientras trataba de ordenar sus pensamientos. Quizás Vincent tenía razón... Quizás, en su afán por ser el mejor estudiante y novio, había perdido de vista lo que realmente importaba en su relación.

-Yo... -empezó, pero las palabras se atascaban en su garganta. No sabía cómo expresar lo que sentía-. No me di cuenta, Vincent. Pensé que estaba ayudándote, que... eso era lo que necesitabas de mí.

Vincent dio un paso más hacia él y, con una sonrisa suave y algo cansada, le acarició el cabello, como solía hacer cuando quería relajar el ambiente entre ellos.

-Te necesito a ti, Alastor. No a tu habilidad para resolver ecuaciones o escribir ensayos. A ti. -Tomó las gafas de su novio con cuidado, y las colocó sobre el escritorio-. A veces solo quiero que te relajes, que te olvides un poco de ser perfecto todo el tiempo. Solo... sé mi novio, ¿vale?

Alastor lo miró, con los ojos brillando entre la culpa y la comprensión. Por primera vez, vio la frustración de Vincent desde otra perspectiva. Había querido ser útil, pero en el proceso, había perdido de vista lo que realmente importaba: su relación.

Vincent lo miró, con una expresión más serena ahora que las cartas estaban sobre la mesa.

-Sé que no soy perfecto, y sé que cometí errores. Pero esto es algo que tenemos que resolver juntos. No quiero perderte, Al. Pero tampoco quiero que nuestra relación sea solo acerca de trabajos escolares y tareas.

Alastor suspiró, sintiendo cómo el peso del malentendido empezaba a disiparse. Se acercó a Vincent y lo abrazó, apoyando su cabeza en su pecho.

-Lo siento -murmuró, su voz suave y cargada de arrepentimiento-. No me di cuenta de que te hacía sentir así. Prometo que intentaré mejorar. Quiero estar contigo de verdad, no solo ser el chico que hace las tareas.

Vincent lo abrazó con fuerza, besando su cabello suavemente.

-Eso es todo lo que quiero, Alastor. Que estemos juntos.

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