Capítulo: Entre Películas y Tareas

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La habitación de Vincent estaba sumida en la penumbra, apenas iluminada por los últimos destellos de los créditos finales en la pantalla del televisor. Ambos estaban tirados en la cama, las piernas entrelazadas de manera casual mientras el eco de la película de acción aún resonaba en sus mentes.

-No estuvo mal, ¿verdad? -preguntó Vincent, con una sonrisa satisfecha mientras se estiraba y acomodaba mejor a su lado.

Alastor asintió, todavía sintiendo un ligero cosquilleo de nervios. No era la primera vez que veía una película en la casa de Vincent, pero esta vez, el ambiente se sentía diferente, más íntimo. Las luces apagadas, el silencio que los rodeaba, y la cercanía que habían mantenido durante las últimas dos horas hacían que su corazón latiera con fuerza.

-Sí, estuvo buena -respondió Alastor, jugando distraídamente con una esquina de la manta que cubría la cama-. Aunque creo que tú estabas más interesado en otras cosas que en la película...

Vincent rió suavemente, deslizando un brazo por detrás de la espalda de Alastor, acercándolo un poco más hacia él. Había algo en su mirada, un brillo juguetón, pero también una chispa de deseo que hacía que el aire en la habitación pareciera un poco más pesado.

-Es que... hay algo más interesante justo aquí -murmuró Vincent, sus ojos fijándose en los labios de Alastor por un segundo antes de que lo besara suavemente.

El beso comenzó lento, pero pronto ambos se dejaron llevar, olvidando el mundo exterior por unos momentos. Las manos de Vincent recorrieron la espalda de Alastor, mientras el corazón de este latía con fuerza. Las caricias eran más audaces de lo que habían sido antes, y la sensación de la piel de Vincent bajo sus dedos hacía que todo se sintiera como un sueño borroso y electrizante. El calor entre ambos aumentaba, sus respiraciones se volvían más rápidas, y el tiempo parecía detenerse.

Justo cuando las cosas empezaban a tomar un giro más serio, Vincent se separó de repente, con los ojos bien abiertos, como si algo le hubiera pasado por la mente. Se enderezó rápidamente en la cama, dejando a Alastor ligeramente confundido y algo desorientado.

-Espera... -dijo Vincent, rascándose la cabeza y mirando alrededor-. ¡Oh, no! Me olvidé por completo de la tarea de literatura...

Alastor parpadeó un par de veces, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.

-¿Qué? -preguntó, todavía sintiendo el calor en sus mejillas y el latido acelerado de su corazón-. ¿La tarea de... literatura?

Vincent asintió con una expresión que mezclaba arrepentimiento y algo de vergüenza.

-Sí, ya sabes, esa sobre Shakespeare que se supone que entregamos mañana... Se me fue completamente. -Hizo una pausa, mirando a Alastor con una sonrisa tímida y culpable-. ¿Podrías... ayudarme con eso?

Alastor lo miró durante un segundo en completo silencio, aún sintiendo el hormigueo en su piel por el momento que habían compartido, y luego simplemente dejó escapar una carcajada.

-¿En serio? -dijo, sacudiendo la cabeza-. Estábamos a punto de... y te acuerdas de una tarea de literatura.

Vincent soltó una risa nerviosa, claramente sintiéndose un poco torpe.

-Lo sé, lo sé... es que no quiero arruinar mi promedio. Y si no hago esta tarea, estoy en problemas.

Alastor suspiró, aunque no pudo evitar sonreír ante la situación. Sabía que Vincent no lo hacía con malicia. Era parte de su encanto desordenado, siempre tan despreocupado hasta el último segundo.

-Está bien -dijo finalmente, incorporándose-. ¿Dónde tienes las notas? Supongo que puedo salvarte una vez más.

Vincent sonrió ampliamente, aliviado de que Alastor no se hubiera enojado. Rápidamente se levantó de la cama y comenzó a buscar sus cosas en la mochila, sacando un cuaderno arrugado y algunos papeles sueltos que parecían haber sobrevivido milagrosamente a semanas de negligencia.

-Sabía que podía contar contigo, nerd -dijo Vincent, dándole un pequeño empujón amistoso en el hombro antes de entregarle los papeles.

Alastor tomó los papeles y los revisó, dejando escapar un suspiro al ver el desastre que tenía frente a él.

-¿De verdad le prestas atención a algo de esto? -preguntó con una sonrisa divertida, mientras comenzaba a organizar los papeles y a hacer algunas anotaciones.

Vincent se encogió de hombros, todavía sonriendo mientras volvía a sentarse a su lado.

-Tú sabes que no. Es por eso que te tengo a ti.

Alastor rodó los ojos, pero no pudo evitar sentir una calidez en su pecho. Le gustaba ser la persona en la que Vincent confiaba para este tipo de cosas, incluso si significaba dejar de lado momentos más... intensos.

Mientras trabajaban en la tarea, Vincent no podía evitar juguetear con el cabello de Alastor, enredando los dedos entre sus mechones con esa actitud despreocupada que siempre tenía. Cada tanto, también le daba pequeños besos en la mejilla, como si necesitara recordarle que, a pesar de estar haciendo la tarea, seguía pensando en él.

-¿Sabes? -dijo Vincent, inclinándose hacia él-. Cuando termines de salvarme con esto, te prometo que te compensaré por la interrupción.

Alastor lo miró con una ceja levantada, aunque no podía ocultar la sonrisa en su rostro.

-¿Ah, sí? ¿Y cómo piensas hacerlo?

Vincent se inclinó un poco más, hasta que sus labios quedaron muy cerca de los de Alastor.

-Déjame sorprenderte -susurró.

Alastor soltó una pequeña risa, volviendo a concentrarse en los papeles.

-Primero, terminemos esto. Luego veremos si tu sorpresa es digna de mi ayuda.

Vincent sonrió, satisfecho, y se acomodó a su lado, observando cómo Alastor lo guiaba una vez más, no solo a través de los versos de Shakespeare, sino también en el torbellino de emociones que siempre acompañaba sus momentos juntos.

Al final, mientras la noche avanzaba, ambos sabían que, más allá de los estudios y los besos, lo que compartían era una conexión profunda, una que los mantenía juntos en los momentos más inesperados.

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