Capítulo VIII

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Una fuerte y nauseabunda arcada la despertó de su placentera siesta, así que rápidamente corrió hacia el baño, devolviendo lo poco que había podido comer para el almuerzo.

— Oh... Di‐Dios, no puedo más. — susurró, mientras se sentaba en el piso a un lado de la taza de baño, estaba totalmente agotada.

Los días de aquella última semana se resumen en eso, cada que comía terminaba teniendo mucho asco, acabando siempre con la cabeza casi metida en el retrete.

Inconscientemente comenzó a acariciar su vientre.

Suspiró. — ¿Quizás deba ir al médico? — preguntó al aire, puede que haya agarrado algún virus y lo que menos deseaba era preocupar a su hijo.

Ni siquiera iba a pensar en su esposo, porque no es como si alguna vez le importara lo que a ella le afecte, esto fue y seguirá siendo así, ya no había manera de cambiarlo.

Negó, aún se preguntaba qué habría pasado, si no hubiera caído ante la constante presión y manipulación de su familia.

Aunque era tonto pensarlo, pues los 'y si' no existen, lo hecho, hecho esta... y su matrimonio era su realidad.

Seguramente si no tuviera a Reborn a su lado, todos los años desde que se casó se habrían convertido en un verdadero infierno.

Gracias a él sus días brillaban coloridos y podía olvidar que su vida de casada era todo menos un matrimonio normal, que su esposo desde el primer día, la había tratado como si sólo fuera un adorno más de su casa.

Haru lo sabía... era consciente que Gianluca se acostaba con su hermana menor, no debía ser adivina para averiguarlo.

No obstante, esto ocurría desde antes de su casamiento, porque a él nunca le gustó ser solo de una y su familia lo sabía muy bien... pese a eso, de igual manera la obligaron a casarse con un hombre así.

Lo cual no entendía porqué, ¿Por qué no se casaron ellos? Si desde entonces se estaban involucrando o es que simplemente, ¿Disfrutaban de verla sufrir?

Cubrió su rostro con sus manos, mientras suspiraba.

Se levantó con desgana y salió del pequeño cuarto, debajo del colchón de su cama, sacó una carpeta que tenía escondida allí.

Se sentó en la orilla y la abrió echándole un vistazo a los papeles que contenía.

Lleva meses haciendo lo mismo, se sentaba horas mirándolos fijamente, sentía que estaba en un bucle, dándole vueltas sin parar.

Su firma ya estaba escrita en ellos, solo faltaba la de Gianluca y todo eso acabaría...

Trato de hacerlo, obviamente lo hizo, sin embargo cada vez que intentaba sacar el tema, sentía las miradas de desprecio de su familia y los susurros de decepción a sus espaldas, formando un nudo en su garganta que le prohibía volver abrir la boca.

Mordió sus labios, tirándose hacia atrás, siendo recibida por el mullido y cómodo colchón.

「•••」

El estridente sonido de la puerta de su salón siendo abierta y cerrada nuevamente lo asustaron, levantando la vista se encontró a quien ha estado evitando con todas sus fuerzas en el último tiempo.

Este se acercó a él, pero sorpresivamente estaba respetando su espacio personal, supone que fue porque lo noto ponerse a la defensiva. — Al fin puedo ver bien tu rostro... después de estar más de un mes escapando cada que me acercaba a ti‐cora. — comentó, tratando de mantener controlado su enojo. — ¿Algo que decir, Skull?

I choose my poison and it's you -「Khr」R86『Reborn x Haru』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora